El Camino de Santiago es una ruta que recorren los peregrinos procedentes de España y de toda Europa para llegar a la ciudad de Santiago de Compostela, donde se veneran las reliquias del apóstol Santiago el Mayor. Durante toda la Edad Media fue muy concurrido, después fue ligeramente olvidado y en la época actual ha vuelto a tomar un gran auge. El Camino de Santiago ha sido declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad; Itinerario Cultural Europeo por el Consejo de Europa y ha recibido el título honorífico de Calle mayor de Europa

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jueves, 8 de abril de 2010

Etapa 1: S. Jean Pied de Port - Roncesvalles

Como alternativa a Roncesvalles, la localidad francesa de Saint Jean Pied de Port se ha convertido en el punto de partida preferido para iniciar la peregrinación por el Camino Francés. La jornada inaugural reta al peregrino con un desnivel de más de 1250 metros pero le recompensa con un paisaje atlántico excepcional y el atractivo de traspasar a pie la frontera entre Francia y España.




El Camino Francés - el Camino por excelencia, la madre de todos los Caminos a Santiago - lo iniciamos en el puente medieval sobre el río Nive. Así accedemos a la rue d'Espagne, barrio de comerciantes y artesanos que apenas ha variado su fisonomía a lo largo de los siglos. Atravesamos la calle de una punta a otra para traspasar los muros derruidos de la antigua muralla y llegar hasta un poste de madera. Clavada, junto a una concha y la marca roja y blanca del GR 65, hay una señal que indica Chemin de Saint Jacques de Compostelle. Un terrible repecho nos recibe a continuación y conviene afrontarlo muy despacio, facilitando así el calentamiento progresivo en una etapa que va a exigirnos mucho esfuerzo y que hay que tomarse con mucha tranquilidad. Ascendiendo por la pista asfaltada, entre intermitentes barrios de casas como Iruleya y Erreculus y rodeados de verdes praderías, llegaremos al núcleo de Honto (Km 5).

Tras pasar las últimas casas, la pista nos da una pequeña tregua y ocupa su lugar una senda que gana la partida a la pendiente con una sucesión de curvas de herradura. Tras ella, y de nuevo con los pies sobre el asfalto, pasamos junto a una fuente y una mesa de orientación. Está emplazada en un excelente mirador desde el que se obtiene una panorámica de Saint Jean Pied de Port y la suave orografía de esta parte de la Aquitania francesa (Km 6,4). Un kilómetro más arriba llegamos hasta el albergue Orisson, una alternativa más para pasar la noche. Sobre todo para el viajero que haya iniciado la etapa al caer la tarde. Seguimos avanzando por la estrecha carretera de montaña, seguramente en compañía de ovejas de raza Manech y robustos caballos insensibles a los rigores del clima. Unos cuatro kilómetros más adelante, a unos cien metros y a mano izquierda, se puede distinguir sobre una cresta rocosa la talla de la Virgen de Biakorri, adornada con flores, collares, cruces, conchas y demás objetos ofrendados por los peregrinos (Km 11,3).

Tras veinte minutos de marcha pasamos el desvío que baja hasta la localidad francesa de Arnéguy y dos kilómetros más adelante, por fin, llegamos al punto clave de la jornada. Junto al arcén derecho hay un hito de piedra con una señal de madera tallada con la inscripción Roncevaux/Orreaga (Km 15). Significa abandonar la pista asfaltada y continuar por el suave piso del prado pirenaico. Nuestros pies lo agradecerán. Pasamos inmediatamente junto a una cruz y ascendemos a una loma, dejando a nuestra derecha un socorrido refugio de piedra. Tan sólo mil metros más restan para entrar en España y llegar al collado de Bentarte, donde encontramos la Fuente de Roldán, que recuerda al oficial de Carlomagno derrotado junto a su ejército en el año 778 por los vascones (Km 16,5). En breve, una triple señal de madera nos indica, entre otras opciones, que sigamos por la derecha hacia Roncesvalles. Por un hayedo y una pista forestal más desprotegida alcanzaremos el collado Lepoeder, la cota máxima de la etapa a 1430 metros de altura. (Km 20,5).

Aquí se presentan dos opciones para continuar bien señaladas en un poste de madera. La de la izquierda es la más corta (3,6 kilómetros hasta Roncesvalles), sin embargo con el hándicap de tener que descender por fuertes pendientes. La opción de la derecha es cuatrocientos metros más larga pero más suave y pasa por el alto de Ibañeta. Cuestión de gustos. Nosotros escogemos la más larga y descendemos por la pista asfaltada y atajando de vez en cuando. Las vistas son grandiosas y nos llevan a descubrir el paisaje de la etapa de mañana: bosques de hayas y Roncesvalles abriendo paso a Burguete y al valle de Erro. Llegamos así a Ibañeta, donde se encuentra la picuda capilla de San Salvador, construida en recuerdo de un antiguo cenobio que hacía sonar su campana para orientar a los peregrinos medievales (Km 24,1). A la etapa sólo le queda un suspiro y, tras pasar junto al Centro de Migración de Aves, nuestro itinerario se interna por el hayedo para llegar hasta Roncesvalles, representado por la Colegiata gótica de Santa María (Km 25,7).

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