El Camino de Santiago es una ruta que recorren los peregrinos procedentes de España y de toda Europa para llegar a la ciudad de Santiago de Compostela, donde se veneran las reliquias del apóstol Santiago el Mayor. Durante toda la Edad Media fue muy concurrido, después fue ligeramente olvidado y en la época actual ha vuelto a tomar un gran auge. El Camino de Santiago ha sido declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad; Itinerario Cultural Europeo por el Consejo de Europa y ha recibido el título honorífico de Calle mayor de Europa

Páginas

viernes, 9 de abril de 2010

Camino Aragonés

La peregrinación por el Camino Aragonés fue uno de los primeros y más utilizados trazados jacobeos.

El origen

En qué año, quién fue el primer peregrino y cómo accedió desde Francia al alto de Somport con la intención de dirigirse hacia la tumba del Apóstol Santiago, es uno de los tantos secretos que la Historia se guarda para ella. Fuentes e historiadores avalan que los primeros peregrinos, antes del año 1000, no entraban en España por Somport sino a través del puerto del Palo. Utilizaban el ramal principal de la calzada romana que comunicaba Zaragoza con el Bearn francés (Item a Caesarea Augusta Beneharno), paraban en el monasterio de San Pedro de Siresa que ya existía a mediados del siglo IX y bajaban por el valle de Hecho hasta el río Aragón, donde hoy se encuentra Puente la Reina de Jaca. Desde este lugar se dirigían a Pamplona. En otra corriente diferente se encuentra la postura de Isaac Moreno Gallo, ingeniero de Obras Públicas que ha revolucionado la idea que teníamos de las calzadas romanas. En la web www.traianvs.net/viasromanas escribe al respecto del itinerario del Camino Aragonés por el puerto del Palo: "Todo indica que el origen de este camino fue el tránsito del ganado para el aprovechamiento de los pastos del fondo del valle y el trajín de arrieros y de mulateros que por diversos motivos preferían eludir el camino principal del Somport. Su trazado y su técnica en general no superan la que pudiera aplicar un pastor, aunque algunos historiadores han imputado esta obra a los excelentes ingenieros romanos".

El libro V del Codex Calixtinus, obra del siglo XII y atribuida a Aymeric Picaud es considerada la primera guía de peregrinos de la historia. En ella ya aparece como trillado el itinerario por Somport: "Cuatro son los itinerarios que conducen hacia Santiago y que en Puente la Reina, en tierras españolas, confluyen en uno solo. El primero pasa por Saint-Gilles, Montpellier, Tolosa y Somport...". La guía se refiere a la Vía Tolosana, utilizada sobre todo por peregrinos italianos y de la Provenza que confluían en Arlés y avanzaban rumbo oeste a Montpellier y Toulouse para ir virando al suroeste, llegar hasta Oloron Saint Marie y Borce y ascender Somport desde el valle de Aspe Francés. La guía también menciona que "Desde el Somport a Puente la Reina hay tres cortas etapas. La primera va de Borce, una villa situada al pie del Somport en la vertiente de Gascuña, hasta Jaca. La segunda va de Jaca a Monreal. La tercera de Monreal a Puente la Reina". Una distancia excesiva para un peregrino que marchara a pie e incluso para alguien que viajase en caballo ya que una persona con un estado físico normal tarda hoy seis días en cubrir este trayecto.

El Camino Aragonés en la actualidad

Desde Somport hasta Puente la Reina, el Camino de Santiago Aragonés recorre un total de 164,3 kilómetros en seis etapas, lo que hace una media alta de 27,4 kilómetros por jornada. En comparación, el Camino Francés, desde Saint Jean Pied de Port hasta la misma localidad navarra solventa su itinerario con 91,6 kilómetros (72,7 menos que el Aragonés) y en tan sólo cuatro días.

El Camino discurre por las provincias de Huesca, Zaragoza y Navarra. Desde Somport hasta Artieda transita por la comarca de la Jacetania, región vertebrada por el río Aragón y que engloba los altos valles del Pirineo, las sierras de Oroel y San Juan de la Peña y la depresión orográfica de la Canal de Berdún, donde alternan especies más mediterráneas con los campos de cereal. Tras Artieda, el itinerario penetra en la comarca zaragozana de las Cinco Villas, donde se encuentran Ruesta y Undués de Lerda. Posteriormente pasa a la Navarra Media oriental, se despide del río Aragón en Sangüesa y continúa por las despobladas sierras de Aibar e Izco para bajar hasta el valle de Ibargoiti. Una última jornada por el valle de Elorz y la quebrada sierra de Alaiz entre robles y quejigos da paso a Valdizarbe, valle mediterráneo dibujado por los cultivos de cereal, hortalizas y vides.

Información sobre las 6 etapas del Camino Aragonés

Etapa nº1- Somport - Jaca 30,5 Km
Etapa nº2- Jaca - Arrés 25 Km
Etapa nº3- Arrés - Ruesta 28,7 Km
Etapa nº4- Ruesta - Sangüesa 21,8 Km
Etapa nº5- Sangüesa - Monreal 27,25 Km
Etapa nº6- Monreal - Puente la Reina-Gares 31,1 Km

Etapa 8: Logroño - Nájera

El parque de San Miguel y el entorno natural del embalse de la Grajera sellan la estancia en Logroño y abren las puertas al suave paisaje riojano, empapado de vid y árboles frutales. Navarrete, de tradición alfarera, y más adelante Ventosa y el alto de San Antón ceden el testigo al valle del río Najerilla. Aquí se asienta Nájera, plaza codiciada durante la reconquista y dominada por los cerros del Castillo y Malpica.






Como pez fuera del agua, así se siente el peregrino en las grandes urbes del Camino. La capital riojana no es, ni mucho menos, de las peores. La calle Ruavieja enlaza con Barriocepo y ésta nos dirige a la plaza de Santiago, donde se alza la iglesia homónima (aquí sellan y facilitan la credencial) que luce en su fachada una talla de Santiago Matamoros. Más adelante, pasando bajo el arco conocido como Puerta del Camino, llegamos hasta la fuente circular donde nace la calle Marqués de Murrieta. Más de un kilómetro de acera, comercios y peatones estresados nos llevan hasta las vías del tren y trescientos metros más adelante, junto a un concesionario de Nissan, giramos a la izquierda para continuar hasta el parque de San Miguel. Escenario del botellón de los fines de semana, de día ofrece una cara más amable y menos ruidosa. Entre jardines llegamos hasta el túnel de la circunvalación e inmediatamente al paseo - llamado aquí vía verde - que conduce al parque de la Grajera (Km 3,5).

Un tramo del paseo se encuentra flanqueado por cipreses y recuerda a las imágenes de la Vía Appia, famosa calzada que partía desde el mismísimo foro de la antigua Roma. Pasado un área de juegos infantiles y un área deportiva se encuentra el dique del embalse de la Grajera, construido en 1883 sobre una laguna con el fin de acumular el agua del río Iregua y regar las huertas situadas al sur de Logroño. Hoy es un entorno recreativo envidiable donde pescar, pasear, merendar o, simplemente, descansar (Km 5,8). Tras la presa se llega en breve al aula didáctica medioambiental y se traspasan los límites del parque por una pista asfaltada que avanza entre suaves lomas pobladas de vid. Dejando a un lado el desvío al campo de golf (Km 8) iniciamos un exigente repecho que nos obsequia con unas magníficas vistas: en primer plano las vides, una masa arbórea rodeando al embalse en segundo término y al fondo Logroño. Con este placer visual alcanzamos el alto (Km 9,2) y descendemos hacia Navarrete junto a una valla metálica cosida por las cruces que van dejando los peregrinos. La silueta de un toro de Osborne también nos acompaña en la bajada y, ya en el llano, cruzamos finalmente sobre la AP-68 para llegar a las ruinas del hospital de peregrinos de San Juan de Acre, fundado hacia 1185 por Doña María Ramírez. Una recta nos separa de Navarrete, pueblo de alfareros emplazado sobre el cerro Tedeón. La calle La Cruz rodea el casco urbano y sube hasta la iglesia de la Asunción. Navarrete dispone de suficientes establecimientos donde saciar el apetito, que ya aflora tras tres horas de marcha (Km 12,7).

Junto a la iglesia reiniciamos la maquinaria por la calle Mayor Alta y la plaza del Arco para girar a mano izquierda por la calle Arrabal y proseguir de frente por la calle San Roque. Pasado el cementerio, que luce la portada y los ventanales del hospital de San Juan de Acre, tomamos un camino que se arrima a las vides, los olivares y los árboles frutales que pueblan las huertas privadas. El camino muere junto a la Cooperativa Vitivinícola de Sotés (Km 16,1), donde cruzamos la carretera que se dirige a Sotés para tomar una pista asfaltada que llega al borde de la autovía. Paralelos a la A-12 avanzamos hasta el desvío que lleva a Ventosa (Km 18,1). Aquí tenemos la posibilidad de dirigirnos hacia esta localidad- con albergue y varios bares - o continuar rectos. Escogemos la visita a Ventosa y recorremos el kilómetro y trescientos metros de pista arcillosa que nos separa de ella (Km 19,4).

Llegamos así a la LR-341 y el Camino continúa por su arcén sin acceder, paradójicamente, al casco urbano de Ventosa, sobre el que sobresale la iglesia de San Saturnino. En breve, junto a la bodega Vallformosa, un camino pedregoso nos guía hacia el alto de San Antón en corta y fácil subida (Km 21,2). Desde esta atalaya la vista se despeja y nos muestra el valle del Najerilla, terreno arcilloso cubierto, como no, de sarmientos retorcidos dispuestos en terrazas separadas de monte bajo. La panorámica también descubre Nájera, aparentemente cercana pero realmente distante. Bajamos hasta el paso que salva la N-120 y continuamos hacia un repetidor de telefonía, situado en el Poyo de Roldán, enclave donde tuvo lugar el legendario combate entre Roldán y el gigante Ferragut. También nos sale al paso un guardaviñas, construcción circular que servía de refugio a los agricultores y utilizado por los guardas de campo para custodiar las cosechas (Km 25).

Nájera sigue sin presentarse y tras una fábrica de áridos cruzamos el río Yalde por un pequeño puente de madera y hormigón (Km 26). Nos alejamos de su cauce y tras kilómetro y medio finalmente, ahora sí, cruzamos la N-120 (mucha precaución) para entrar en Nájera. Sin embargo aún nos quedan dos kilómetros de travesía urbana. Pasamos junto al polideportivo y continuamos por las avenidas de Logroño y San Fernando hasta el puente sobre el río Najerilla. Tras cruzarlo hay que torcer a la izquierda y avanzar por el paseo paralelo al río hasta el albergue (Km 29,6).

Etapa 31: Pedrouzo - Santiago de Compostela

El caminar se torna sereno, quizás por miedo a terminar y no saber o no querer qué hacer después. Sobre pistas de hojarasca, entre las últimas manchas de eucaliptos y robles, llegan las últimas aldeas de O Pino. El municipio de Santiago aguarda en un alto, junto al aeropuerto, y conduce al peregrino por la parroquia de Sabugueira. Desde la atalaya del Monte do Gozo se obtiene la primera panorámica de Santiago de Compostela y da comienzo un recorrido urbano que concluye a los pies de la fachada barroca de la catedral. El Obradoiro es el fin y el comienzo.




Veinte kilómetros tan sólo frente a los 755,3 ya recorridos desde nuestro primer día al otro lado de los Pirineos. Lejos, muy lejos, aunque sólo hayan pasado varias semanas, quedan ya los bosques navarros, las cepas riojanas, la vasta meseta castellana e incluso los montes de León y el mítico O Cebreiro, que franqueamos hace siete jornadas. Santiago, la plaza del Obradoiro y la catedral, ante la que nos emocionaremos, seguro, se encuentran aquí al lado. Tomando como referencia el albergue público recorremos el pueblo a la vera de la nacional y giramos a la derecha por la rúa do Concello, donde se encuentra el Ayuntamiento. Avanzamos de frente durante medio kilómetro y al llegar junto al colegio y las pistas deportivas giramos noventa grados a la izquierda. Por una pista de tierra cubierta de hojarasca nos internamos entre un bosque de eucaliptos, que abandonamos para entrar en San Antón, aldea de la parroquia de Arca. El lugar toma el nombre de una capilla asolada por un incendio (Km 1,3). Otro bosque nos aguarda a la salida de San Antón. Carballos autóctonos y eucaliptos reforestados, a granel, nos acompañan ahora hasta el núcleo de Amenal, de la parroquia de San Miguel de Pereira. Accedemos por pista asfaltada y pasando el río Brandelos cruzamos la N-547 por un paso bajo (Km 3,7), al que le sigue un fuerte repecho que sube a Cimadevila, último núcleo del Concello de O Pino (Km 4).

La subida continúa durante más de kilómetro y medio pero se torna mucho más asequible. Alcanzada la cota nos dirigimos al pie de la A-54 y la N-634. Ya no nos extrañamos al ver la valla de separación repleta de pequeñas cruces. Forma parte de la idiosincrasia de la peregrinación. Un monolito esculpido con el bordón, la calabaza y la vieira anuncia la entrada en el municipio de Santiago (Km 6,3). Rodeamos el perímetro del aeropuerto, dejando a mano izquierda varias hileras de balizas (Km 6,7), y después de cruzar una carretera secundaria entramos en San Paio, aldea de la parroquia de Sabugueira (Km 7,7). Rodeamos Casa Quian, afrontamos un breve repecho por pista asfaltada y tomamos la pista de la derecha, que desciende. Tras salvar la variante por debajo seguimos descendiendo por varios núcleos de la parroquia de Sabugueira: A Esquipa y Lavacolla (Km 9,5). Tras una curva cerrada pasamos junto a la parroquial de San Pelayo, que luce inscrito el año de su construcción: 1840. Seguidamente cruzamos la N-634a y cogemos el desvío a Villamaior. En apenas cien metros cruzamos el río Sionlla, cubierto de ovas y conocido como arroyo de Lavacolla, lugar donde los peregrinos se despojaban de sus sucias vestimentas y se lavaban en vistas de su próxima llegada a Santiago (Km 10).

Por pista asfaltada iniciamos una cómoda subida que finalizará en el esperado Monte do Gozo. Atravesamos primero Villamaior (Km 11), pasamos junto al centro de la TVG (Km 12,7) y giramos 90 grados a la izquierda para hacer lo propio junto al centro territorial de RTVE (Km 13,5). Giramos noventa grados a la derecha y continuamos hasta la urbanización San Marcos (Km 14,8), antesala del Monte do Gozo. En lugar de seguir de frente nos desviamos a la izquierda para subir al monumento erigido en el año jacobeo de 1993, el mismo año que se inauguró el cercano albergue de peregrinos, el más grande de todo el Camino que es capaz de albergar hasta 300 personas un año normal y hasta 800 un Xacobeo. Desde este punto obtenemos la primera panorámica de Santiago y su catedral (Km 15,2).

Retomamos el Camino, dejando a un lado el acceso a la cafetería y los comedores, y bajamos hasta un tramo de escaleras. Acto seguido salvamos por un puente la autovía y las vías y progresamos de frente por la prolongada rúa San Lázaro (Km 16,7), donde se encuentran el Palacio de Congresos y Exposiciones de Galicia y el albergue de peregrinos San Lázaro, que permite dormir más de una noche. Enlazamos con la rúa do Valiño (Km 17,7) y continuamos de frente por la rúa das Fontiñas y rúa dos Concheiros, donde cruzamos la avenida de Lugo. Después la rúa de San Pedro (Km 19), que finaliza en el cruce con semáforos de la rúa de Aller Ulloa. Por el lugar donde se encontraba la Porta do Camiño entramos en el casco histórico por la rúa das Casas Reais, que sube hasta la praza de Cervantes. Una recta por la rúa da Acibechería nos traslada a la praza da Inmaculada, donde se localiza el monasterio de San Martín Pinario. Finalmente entramos bajo el Arco del Palacio por un pasadizo, donde se reúnen a tocar los músicos callejeros, para acceder a la Plaza del Obradoiro, donde la aventura termina. Mientras nos quitamos la mochila vamos descubriendo cada detalle de la fachada occidental y nos encaminamos al centro mismo de la plaza. Es difícil no emocionarse. Llegar a Santiago de Compostela como peregrino es una experiencia inigualable y creo que por muchos viajes que hayamos realizado alrededor del mundo pocos son comparables a este (Km 20).

Etapa 30: Arzúa - Pedrouzo

Entre Arzúa y la catedral de Santiago median casi 40 kilómetros y lo más lógico y prudente es dividir el tramo en dos jornadas haciendo parada y fonda en Santa Irene u O Pedrouzo. El Concello de Arzúa cede el testigo al de O Pino en un trayecto cómodo, con pendientes más fáciles y por pistas siempre cercanas a la N-547.




Desde la rúa Cima do Lugar, donde está situado el albergue público, partimos de frente hacia la empedrada rúa do Carmen. Sus soportales y fachadas revestidas de madera despiden nuestro paso por Arzúa. Por un entorno más rural bajamos hasta la fuente os Franceses, cruzamos el río Vello y llegamos de seguido a As Barrosas y su capilla de San Lázaro (Mojón 36 y Km 0,9). Bajamos hasta el río Brandeso, afluente a su vez del Iso (Km 1,8), y subimos hasta Preguntoño, aldea de la parroquia de Burres con su ermita de San Paio del siglo XVIII (Km 2,2). A la salida evitamos cruzar la N-547 gracias a un túnel y afrontamos un repecho, entre prados, cultivos de maíz y con vistas a Arzúa, hasta el lugar de A Peroxa, también de la parroquia de Burres (Km 3,3). Los eucaliptos pueblan, cada vez más, el paisaje gallego y los prados particulares, necesarios para la supervivencia del ganado y del mundo rural, se suceden uno tras otro con sus coladas familiares secándose al sol. Viajamos por pistas revestidas de hojarasca y propensas a ensuciarse a poco que llueva. Bajamos hasta el riachuelo Ladrón (Km 3,9) para alcanzar posteriormente Taberna Vella (Mojón 32 y Km 5,2).

Seiscientos metros después entramos en Calzada, de la parroquia de Burres y último núcleo habitado del Concello de Arzúa (Km 5,8). Dejamos la población cruzando una carretera de enlace y continuamos para entrar en el Concello de O Pino el último antes de Santiago. La primera población es Calle, aldea de San Breixo de Ferreiros, donde pasamos bajo un hórreo (Km 7,8). Abandonamos el núcleo tras cruzar el arroyo Langüello y seguimos por una red de pistas y caminos hasta Boavista (Km 9,3) y Salceda (Km 11,1), al pie de la N-547. Nos desmarcamos unos metros de la nacional por la derecha, pasando junto al recuerdo al peregrino Guillermo Watt, fallecido en el Camino. Regresamos más arriba al pie de la carretera y la cruzamos junto a un concesionario de maquinaria agrícola para llegar hasta Oxén, lugar de la parroquia de San Miguel de Cerceda (Km 12,5). El camino, a la izquierda de la Nacional, conduce ahora a la inmediata Ras (Km 13,1), de la misma parroquia, donde salvamos la N-547 por debajo. En este punto también pueden enlazar los peregrinos que vengan del Camino del Norte y hayan tomado la variante de O Pino. Al otro lado se encuentra ya A Brea (Mojón 23,5 y Km 13,6) y la cercana A Rabiña (Mojón 23 y Km 14).

En paralelo a la Nacional y tras cruzarla otra vez superamos con facilidad la subida a O Empalme, de la parroquia de San Lourenzo de Pastor (Km 15,3). En medio del trayecto hay un merendero con fuente y un molino de viento que recuerda al de las granjas americanas. En el alto cruzamos la carretera para entrar en la población y tomamos, a la izquierda, una pista que desciende bajo los eucaliptos. Más abajo, por un túnel bajo la N-547, tenemos la opción de pasar para visitar la ermita de Santa Irene y su fuente barroca o ir al albergue privado. Si seguimos de frente llegamos al albergue de la Xunta (Km 16,3). Gracias a una densa fronda de eucaliptos nos aislamos del ruido de la carretera, pasamos junto al Mojón 20, y evitamos de nuevo la carretera por un túnel. Un par de casas y un aserradero y más eucaliptos conducen hasta A Rúa de la parroquia de Arca (Km 17,9). Por pista asfaltada llegamos al borde de la N-547 y subimos junto a ella hasta O Pedrouzo, también de Arca y con todos los servicios (Km 19,1).

Etapa 29: Palas de Rei - Arzúa

Además de ser la etapa más larga de Galicia luce un perfil quebrado, de los conocidos vulgarmente como rompepiernas, que la convierte en un verdadero reto. El itinerario traspasa los límites de Lugo para entrar en A Coruña por la aldea de O Coto; visita Leboreiro y la pulpera Melide, donde enlaza el Camino Primitivo, y continúa por un sinfín de toboganes y escenarios mágicos como el del río Catasol hasta Ribadixo da Baixo y Arzúa, donde a su vez conecta el Camino del Norte.





Cruzamos la carretera junto a la Casa del Concello de Palas de Rei y bajamos por la travesía del Peregrino para atravesar de nuevo la carretera y continuar descendiendo por la empedrada rúa do Apostolo. Por tercera vez salvamos la carretera y seguimos de frente por la rúa Río Roxán, donde hay una escultura de unos peregrinos bailando firmada por J. Novo. Salimos a la avenida de Compostela, coincidente con la N-547, y tras quinientos metros (pasado el punto kilométrico 35 de la nacional) torcemos a la derecha para cruzar el río Roxán. El mojón 64 nos anuncia la llegada a la parroquia de San Sebastián de Carballal. Bajo una fronda subimos hasta un par de aldeas de esta parroquia y bajamos para cruzar la N-547 (Km 2,1).

El mojón 63,5 nos introduce en una senda rodeada de eucaliptos y robles, muy propensa a embarrarse, que llega hasta el lugar de Lacua (Mojón 63). Una buena hilera de losas de piedra impide enfangarse en la balsa de agua. Proseguimos hasta San Xulián do Camiño, anunciado por el mojón 62,5. A la vera del Camino se encuentra la iglesia románica de finales del XII, que exhibe en primer término el ábside (Km 3,4). Por pista asfaltada pasamos el lugar de Pallota (Mojón 62) y descendemos sin cuartel por una preciosa corredoira hasta el río Pambre para llegar a Ponte Campaña, perteneciente a la parroquia de Mato (Km 4,5). A continuación sobreviene un tramo espectacular. Cual bosque de Fangorn, abrazados por roca y ramas retorcidas, progresamos hasta Casanova, también de la parroquia de Mato (Km 5,7). Dejamos a un lado el albergue público y más adelante el desvío hacia uno privado. Continuamos por la pista asfaltada y la dejamos por la izquierda para tomar un camino. Gran parte del año lo podemos encontrar embarrado y en ocasiones fluyen arroyos por él. Bajamos hasta cruzar el rego do Vilar, en Porto de Bois (Km 7,2). Acto seguido, en cuesta, avanzamos hasta Campanilla, pequeña aldea de la parroquia de Mato y última población lucense en el Camino (Km 8).

Por una carretera secundaria decimos adiós a los 96,7 kilómetros recorridos en la provincia de Lugo, y nos presentamos en O Coto, primera aldea coruñesa perteneciente a la parroquia de Leboreiro, ya en el Concello de Melide (Km 8,5). A la salida de O Coto dejamos el asfalto por la izquierda para bajar a Leboreiro, definido en la antigüedad como Campus Leporarius o campo de las liebres (Km 9,2). Aquí veremos un cabeceiro: un canasto gigantesco que, como los hórreos, se utilizaba para conservar el maíz. Detrás se encuentra la interesante iglesia de Santa María, románica de transición. Abandonamos Leboreiro y cruzamos el río Seco por un puente medieval (Km 9,5). El mojón 56 da paso a Disicabo y a continuación sobreviene un tedioso tramo junto a la N-547 y el Parque empresarial de Melide, también llamado de la Magdalena (Km 11). Un kilómetro después cambia el panorama y bajamos hasta la orilla del río Furelos por un entorno más digno. Cruzamos este afluente del Ulla por el puente medieval (Km 13) y accedemos a la parroquia de San Xoán de Furelos. Es la antesala de Melide, la capital del Concello. Llegamos a la avenida de Lugo, pasamos junto a la capilla de San Roque y su crucero del siglo XIV. Hacia el albergue público y para atajar podemos continuar por la rúa San Pedro pero el itinerario también está señalizado por la rúa do Convento hasta la plaza do Convento (Km 14,8). Aquí se dan cita el antiguo hospital de peregrinos, que alberga hoy el Museo da Terra de Melide; el Convento del Sancti Spiritus y su iglesia; el edificio del Ayuntamiento del siglo XVIII y la capilla de San Antonio, junto a la que dejamos la plaza para tomar la rúa San Antonio. Tras bordear el albergue público abandonamos Melide por la rúa Principal.

Con vistas al valle bajamos hasta la N-547, que cruzamos para coger de frente la CP-4603 en dirección San Martiño. A la altura de un restaurante - parrillada giramos a la derecha para visitar la iglesia de Santa María de Melide, parroquia del mismo nombre (Km 15,6). El templo es románico de finales del XII, tiene una sola nave y ábside semicircular y alberga la única reja románica de Galicia. Tras pasar las casas de Carballal nos vemos rodeados entre eucaliptos, especies de hoja caduca y prados hasta el paso empedrado del río Catasol, afluente del Furelos. (Km 17,2). Paisaje de postal que nos brinda el Camino. Por un bello entorno nos dirigimos a Raido, al pie de la N-547. Abandonamos su compañía rápidamente para continuar hasta Parabispo, ya del Concello de Arzúa (Km 18,7). Bajo un bosque de eucaliptos salvamos el arroyo de Valverde, pasamos Peroxa- donde se encuentra el mojón 45,5 - y entramos en la parroquia de Boente, partida en dos por la N-547 (Km 20,5). Tras la iglesia de Santiago giramos a mano derecha y bajamos por una pista hasta el río Boente y el lugar de Punta Brea, salvando antes por un túnel la N-547. Tras rodear unos prados afrontamos una dura cuesta que sube al pie de la N-547, y junto a ella alcanzamos varios lugares de las parroquias de Figueiroa y Castañeda. En este lugar se encontraban los hornos de cal donde los peregrinos depositaban la piedra que traían desde Triacastela (Km 22,7).

Bajamos por pista asfaltada hasta el arroyo Ribeiral, localizado entre Pedrido y Río (Km 23,3). Ahora toca remontar y continuamos de frente, dejando a la izquierda el desvío a Doroña. Después, casi siempre por pistas vecinales asfaltadas, bajaremos durante dos kilómetros hasta el río Iso, que da acceso a Ribadiso da Baixo, aldea de la parroquia de Rendal (Km 25,8). Al otro lado del puente medieval se encuentra el hospital de peregrinos de San Antón, actualmente restaurado como albergue público. Dando un rodeo, a nuestro parecer absurdo, subimos hasta la N-547 para llegar, por un interminable paseo por la avenida de Lugo, hasta las primeras casas de Arzúa. En la misma entrada hay varios albergues privados situados uno tras otro. Tras otro trecho dejamos la avenida para coger la rúa Cima do Lugar, donde se encuentra el público (Km 28,8).

Etapa 28: Portomarín - Palas de Rei

La etapa está fraccionada por la sierra de Ligonde, que a su vez divide las cuencas de los ríos Miño y Ulloa y los Concellos de Portomarín y Monterroso. Aunque el comienzo es prometedor y obsequia con un apacible ascenso por el monte San Antonio, el resto se embriaga junto a carreteras modestas, provinciales e incluso nacionales. Sin embargo amenizan el viaje buenos ejemplos de iglesias románicas, incluida la posibilidad de desviarse hasta Vilar de Donas para visitar la de San Salvador, antiguos hospitales de peregrinos y el valioso crucero de Lameiros



Retrocedemos desde el albergue público hasta la cercana iglesia de San Nicolás y seguimos de frente para salir por la avenida de Chantada, que desemboca en la misma carretera. Desde este punto bajamos hasta una pasarela metálica que salva el Rego das Torres, que se junta aquí con el Miño. La cruzamos y giramos a mano derecha junto a unas casas. Superadas éstas, el mojón 89 nos guía por un camino que nace a la izquierda (Km 1) y que sube por la falda del monte San Antonio. Ascendemos aproximadamente un kilómetro y comenzamos a llanear entre pinos y prados. El camino baja hasta el arcén de la LU-633 y pasado el cruce a San Mamede y Velade tomamos un andadero pegado a la carretera. Unos cientos de metros más adelante, a la altura de una fábrica de ladrillos (Km 3), cruzamos la carretera y continuamos por un andadero similar que avanza por la derecha. A la altura de unas naves de fertilizantes y abonos cruzamos de nuevo la LU-633 y progresamos por la izquierda. Cuatrocientos cincuenta metros después llegamos a Toxibo (Mojón 85,5). Una casa y, más adelante un elegante hórreo en piedra y madera, decorado con un rosetón y rematado con pináculo y cruz, es toda la visita (Km 4,8).

Aunque aún caminamos muy cercanos a la carretera, varias manchas de pinos nos aíslan de ella durante un pequeño tramo. De nuevo junto a la asfalto pasamos un merendero (Km 7,3) y tiramos hasta la cercana parroquia de Gonzar (Km 8). La iglesia de Santa María y el núcleo poblacional quedan a la izquierda. Pasamos junto al bar y el albergue público y en breve giramos a la izquierda para tomar una pista que sube a Castromaior, también parroquia del Concello de Portomarín con iglesia románica de finales del XII y un cercano castro prerromano de grandes dimensiones (Km 9,3). Desde Castromaior afrontamos una exigente subida de 700 metros hasta otro andadero paralelo a la LU-633 (Km 10). Aún cruzamos otro par de veces la carretera hasta llegar a Hospital da Cruz, aldea de la parroquia de San Mamede de O Río, también de Portomarín. (Mojón 78,5 y Km 11,8).

Cruzamos con precaución la N-540 y tomamos la C-535 en dirección Ventas. Se trata de una modesta carretera provista de un arcén compacto por el que transitaremos durante los próximos 10 kilómetros hasta el enlace de la N-547 en A Brea. La siguiente población que visitamos es Ventas de Narón (Km 13,3). A la salida hay una pequeña capilla rehabilitada en el 2004. A medio kilómetro, en suave ascenso por el arcén, llegamos hasta el mojón 76,5, que anuncia la Sierra de Ligonde (Km 13,8). Los 756 metros de altitud deben hacer referencia a otro punto más elevado porque nos encontramos a 722. La sierra de Ligonde divide las cuencas de los ríos Miño y Ulla.

Ahora disfrutamos de un buen tramo en descenso. Kilómetro y medio más adelante dejamos a un lado la aldea de Previsa, la primera del Concello de Monterroso (Km 15,3) y medio kilómetro más abajo, a mano derecha, se encuentra Os Lameiros, con el pazo y la capilla de San Marcos. A doscientos metros, junto al Camino, se alza el célebre crucero de Lameiros. Es de doble cara y fue colocado en 1670. En un lado está representada la imagen de Cristo y en la otra la Virgen de los Dolores. En la base podemos distinguir unas tenazas, una corona de espinas y una calavera, referentes al calvario de Jesús (Km 16).

De inmediato llegamos a Ligonde (Km 16,5), pasando junto a la cruz que señala el lugar de un antiguo cementerio de peregrinos. También junto a la Casa de Carneiro, que tuvo como huéspedes ilustres a Carlos V, en marzo de 1520 cuando viajaba para ser coronado emperador, y a Felipe II, en mayo de 1554 de camino a La Coruña para casarse con María Tudor A la salida de Ligonde, a la vera del albergue municipal, cogemos una senda que baja pegada a un muro hasta el puente sobre el río de Airexe (Km 17). Remontamos el tobogán hasta Airexe (Km 17,4). A mano izquierda, algo apartada, se encuentra la iglesia de Santiago, de factura neoclásica y con la portada románica de su predecesora. Avanzamos por el arcén y seguimos de frente tras cruzar la carretera LU-3301 (Km 18,5). Después alcanzamos la aldea de Portos (Mojón 71 y Km 19,4), ya del Concello de Palas de Rei (en breve el desvío a Vilar de Donas) y la parroquia de Santiago de Lestedo (Mojón 70,5 y Km 20). Subimos hasta la aldea de Os Valos (Km 20,9) para bajar a A Mamurria (Km 21,5). Posteriormente vienen A Brea (Km 22), donde dejamos la pista asfaltada - carretera para transitar en paralelo a la N-547. Junto a ésta se sitúan primero Avenostre (Km 22,4) y después O Rosario, lugar donde los peregrinos rezaban un rosario ante la vista del Monte Sacro, donde los discípulos del Apóstol Santiago domaron a los toros bravos que trasladaron el cuerpo del santo (Km 23,4).

Medio kilómetro más adelante llegamos al área recreativa Os Chacotes, donde está el albergue público del mismo nombre (Km 23,9). Unos metros más y llegamos a Palas de Rei. Entramos por la rúa do Cruceiro, visitamos la iglesia de San Tirso y bajamos la escalinata hasta el mismo centro del Concello, donde se encuentran los demás albergues (Km 25).

Etapa 27: Sarria - Portomarín

La vigésimo séptima jornada es para una buena parte de los caminantes la primera, ya que Sarria se encuentra muy cerca de los míticos y últimos 100 kilómetros, la distancia mínima que hay que recorrer a pie para ganar la Compostela. La etapa no defrauda en absoluto ni al primerizo ni al curtido peregrino. Ofrece incontables aldeas de los Concellos de Sarria, Paradela y Portomarín, buenos ejemplos del románico, pistas vecinales asfaltadas, sendas y corredores rurales, puentes medievales y pasarelas rústicas y hasta una moderna área de descanso repleta de máquinas de vending.




Para un buen porcentaje de caminantes, la rúa Maior de Sarria es el kilómetro 0 de su peregrinación a Compostela. A primeras horas del día y, sobre todo, en los meses estivales, la calle daría para realizar una estadística más que fiable sobre las edades, razas, nacionalidades, vestimenta y equipo de los viajeros. El tramo inicial de 2,9 kilómetros entre Sarria y As Paredes ofrece un excelente comienzo de etapa. Tras la Rúa Maior, pasando junto al edificio de la Prisión Preventiva, llegamos al mirador sobre Sarria, adornado con un crucero. Unos trescientos metros después del mirador, el Camino se junta con el Convento de la Magdalena, principalmente de fábrica gótica y renacentista y regentado por los Padres Mercedarios. La etapa desciende junto al muro del cementerio hasta el río Pequeño, afluente del Sarria. El medieval Ponte Áspera permite cruzarlo (Km 1,2). Junto a pequeños prados y huertas particulares pasamos bajo un viaducto para cruzar las vías. Tras ellas salvamos un arroyo gracias a una pasarela de madera (2,2). El curso de agua da paso a un duro repecho por camino - envuelto por soberbios castaños - que sube hasta el lugar de As Paredes (Mojón 109), donde se asienta un castro prerromano del mismo nombre. La aldea aparece después y, se supone, son unas casas a la vera del Camino (Km 2,9). Desde aquí, por pista vecinal, nos acercamos hasta Vilei donde nos recibe una escultura en recuerdo a Don Germán Arias. De inmediato, a mano izquierda, vemos el área de descanso Km 108 de Vilei, repleta de todo tipo de máquinas de vending: café, refrescos, snacks, pilas…y un sello para adornar aún más la credencial (Km 3,7).

De nuevo por pista asfaltada progresamos hasta la parroquia de Barbadelo, un panel informativo hace recaer nuestra atención en la románica iglesia de Santiago, a varios metros del Camino. Rodeada por el camposanto, merecen su atención las portadas y los capiteles. Dejamos el albergue de peregrinos de Barbadelo a mano derecha (Km 4,5) y continuamos otra vez por pista vecinal asfaltada hasta las aldeas de Rente (Km 5,3) y Mercado da Serra (Km 6), con taberna y situada en el cruce de la LU-5709. Al cruzar no se continúa por la carretera sino que se toma un corredor arbolado que surge de frente (Km 6). A los cinco minutos pasamos junto a una fuente decorada con Pelegrín, la mascota del Xacobeo 93 (Km 6,6). Setecientos metros más adelante llegamos junto a las puertas del Molino de Marzán (Km 7,3), del año 1920, para torcer noventa grados a la derecha y agradecer un paso construido por losas de piedra que evita que metamos el pie en la balsa de agua. Pronto cruzamos la LU-633 para pasar Leiman (Km 8,2), con mesón junto al Camino, y después Peruscallo, con presencia de algunos hórreos y donde comprar frambuesas o bordones (Km 9,2 y Mojón 103). Decimos, de momento, adiós al asfalto para avanzar por camino bajo castaños y carballos hacia Cortiñas (Km 10 y Mojón 102) y Lavandeira (Mojón 101,5). Entre bajos muros de piedra y castaños alcanzamos Brea (Km 11,5 y Mojón 100,5) para llegar, primero al falso mojón de los 100 y unos metros más adelante al verdadero, coronado de piedras y bañado en graffiti. Bastaría comenzar a pie en este punto para obtener la Compostela pero la peregrinación es mucho más que un certificado firmado. Unos metros más adelante se encuentra Morgade (Km 12), con bar y albergue al pie de la pista asfaltada.

Cerca de la salida, un cartel nos da la bienvenida al Concello de Paradela, que toma el relevo del de Sarria. Alcanzamos Ferreiros, primera parroquia de Paradela, en cuesta, (Km 13,1 y Mojón 98,5) y bajamos por pista asfaltada hasta el inmediato Mirallos (Km 13,6 y Mojón 98). A mano izquierda se encuentra la iglesia románica de Santa María que se bajó piedra a piedra desde Ferreiros en 1790. El Camino se dirige por asfalto desde Mirallos a A Pena y posteriormente a Couto (Km 14,7) y Rozas (Km 15 y Mojón 97). No será extraño toparse con alguna familia guiando el ganado de un lugar a otro. Dejando atrás el lugar de Rozas sobreviene el mojón 96,5. Supone también dejar, al menos durante un tramo, la pista asfaltada para tomar una senda en ligera cuesta al abrigo de los robles y pinos. En el primer cruce que se presenta seguimos por la izquierda. El mojón 95,5 anuncia la cercanía de Moimentos, aldea a la que llegamos, tras dejar antes a mano izquierda una cruz de madera enrollada con alambre de espino y cruzar la carretera LU-4203 (Km 16,4). En unos minutos pasamos Mercadoiro (Km 16,8), con bar y albergue y el itinerario visita Moutrás (Km 17,1), y tras una cuesta y pistas asfaltadas descendemos hasta Parrocha (Km 18,7) y Vilachá, última aldea del Camino perteneciente a Paradela (Km 20). Un brusco descenso nos acerca hasta el río Miño, embalsado por Belesar (Mojón 90). El puente, de más de 350 metros de longitud, nos acerca hasta el Portomarín de fachadas blancas y tejados grises. La entrada al pueblo se hace por uno de los arcos del viejo puente romano - medieval, reconstruido para asentar una escalinata y colocar una pequeña capilla. Subimos por ella y pasando el Centro Virtual de Información al Peregrino nos dirigimos hasta el centro del pueblo. En el albergue público, aunque la distancia recorrida hoy pueda parecer infinitamente mayor, solventamos los 22,4 kilómetros de la etapa.

Etapa 26: Triacastela - Sarria

Desde Triacastela existen dos itinerarios para llegar hasta Sarria: el meridional, más largo, visita el célebre monasterio benedictino de Samos y progresa por las frondosas riberas del río Oribio; el otro avanza más al norte por San Xil y se interna también por bonitos parajes poblados de robles y castaños.




Los que hayan pernoctado en el albergue público deben atravesar Triacastela por la calle central hasta la salida de la población. El Camino se bifurca desde aquí a Sarria y hay que escoger uno de los itinerarios. A mano izquierda, por la LU-633, progresa el trazado hasta Samos y su monasterio benedictino y de allí continúa hasta Sarria. A mano derecha parte el itinerario por San Xil, 6,5 kilómetros más corto aunque supera un desnivel de 238 metros los primeros 5,5 kilómetros.

Por San Xil:
A la salida de Triacastela giramos a mano derecha y cruzamos la LU-633. A la derecha, ligeramente arriba, nace el desvío a San Xil. Lo tomamos y, tras un corto tramo, abandonamos la carretera por la derecha para seguir por una pista asfaltada. Posteriormente cogemos un camino que conduce hasta A Balsa (Km 2,2). Por cuesta más pronunciada continuamos rodeados de frondosos robles hasta desembocar de nuevo en la carretera, justo a la altura de la Fonte dos Lameiros (Km 3,3).
Un buen repecho por asfalto nos deja a la altura de San Xil. La población queda a mano izquierda y una máquina de refrescos al pie de la carretera es todo lo que se oferta por estos parajes (Km 3,9). El itinerario continúa su ascenso por la carretera, al principio en falso llano para endurecerse después, hasta las inmediaciones del alto de Riocabo (Km 5,5). En el alto dejamos la carretera para disfrutar el tramo más bonito de la etapa. Pasillos cerrados de castaños, robles, y abedules nos escoltan. La bajada a Montán - una aldea que apenas se roza - es peligrosa ya que el piso está formado por lajas de piedra (Km 7,8). Continuamos el descenso hasta la aldea de Fontearcuda, donde el mojón jacobeo nos anuncia los 121,5 kilómetros (Km 8,5).
El Camino baja de Fontearcuda hasta la carretera y ésta se cruza (atentos a la señalización porque hay que buscar el mojón) para tomar un camino que evita el largo rodeo de la carretera que pasa por Zoo. Salvamos un arroyo y avanzamos por la senda que sale de nuevo a la carretera. Por asfalto llegamos finalmente a Furela. Las tupidas manchas de robles y castaños dan paso a los prados (Km 10,4). En Furela podemos recuperar fuerzas en el bar situado al pie de la carretera.
Atravesamos por medio de la población y cruzamos la carretera junto al cartel que anuncia la entrada al Concello de Sarria (Km 10,7). Un kilómetro resta para llegar a Pintín (Km 11,7), que también ofrece bar y restaurante. El Camino sigue arrimado a la carretera LU-5602 y un kilómetro más adelante la cruza para internarse fugazmente por un tramo boscoso que ataja una curva prolongada. Bajamos de nuevo a la carretera y pasamos en breve junto al albergue público de Calvor (Km 13,1). La parroquia del mismo nombre queda por detrás del albergue, a mano izquierda. Quinientos metros después nos desligamos brevemente de la LU-5602 para entrar en Aguiada (Km 13,6). Tras la población regresamos a los brazos de la carretera por una senda paralela. El Camino deja a mano derecha un albergue privado rodeado por un jardín (Km 14,3) y continúa por el andadero dejando a un lado el cruce a Airexe. A la izquierda de la carretera queda la parroquia de San Mamede do Camiño. (14,9). Con vistas de Sarria, el andadero de tierra sigue progresando al pie de la LU-5602 por pequeños toboganes. Pasamos el mojón 114 km de Carballal y el cruce a Ferreiros, que se deja a mano derecha. De inmediato llegamos junto al camping Vila de Sarria y dejamos Mendros a la derecha. Entramos así en Sarria topándonos con el primer albergue. No en vano esta capital de Concello ostenta el mayor número de albergues del Camino Francés y es el lugar escogido por muchos caminantes para iniciar la peregrinación, ya que se encuentra en la distancia ideal para conseguir la Compostela. La rúa José Sánchez nos deja al pie de la rúa Calvo Sotelo, que cruzamos para continuar de frente por la rúa do Peregrino. Salvamos por un puente el río Sarria y cruzamos en Benigno Quiroga para girar junto a la Peregrinoteca. Una escalinata sube hasta la entrada de la rúa Mayor, que debería cambiar su nombre por el de la "rúa de los Albergues", ya que se contabilizan más de 5, incluido el público (Km 18,3).

Por Samos:
Por este itinerario la distancia recorrida es de 24,7 kilómetros. Los mojones jacobeos que marcan la distancia de medio en medio kilómetro no los veremos en este itinerario, poblado sin embargo por las características flechas amarillas. La ruta acompaña el discurrir del río Sarria, también conocido por el nombre de río Oribio, ya que se forma en las laderas de este monte en el Concello de Triacastela. Hay que tomar la bifurcación de la izquierda. Se sale de Triacastela para desembocar finalmente en la carretera LU-633. Ésta, por terreno favorable llega hasta San Cristovo do Real (Km 3,8), parroquia del Concello de Samos ya documentada en el año 1175. En esta parroquia se encuentra el pazo de Lusío del año 1551. Desde San Cristovo, un camino que acompaña al río por la derecha progresa hasta Renche, otra parroquia de Samos también documentada en 1175. (Km5,5). Al otro lado de la LU-633 queda Vigo. Desde Renche, de nuevo por hermosos paisajes junto a la vega del Sarria u Oribio, se progresa hasta la inmediata Lastres, una aldea de Reche, y se llega hasta Freituxe (Km 7,3). Después subimos y bajamos hata la parroquia de San Martiño do Realcon iglesia de estilo románico rural (Km 8,4). A la salida de esta población regresamos a la LU-633 y la cruzamos para dirigirnos hasta Samos, capital del Concello donde se encuentra el célebre monasterio benedictino y que cuenta con todos los servicios salvo tienda y taller para bicicletas (Km 9,8). Tras Samos se regresa a la compañía de la carretera hasta Teiguín (Km 11,7), aldea de la parroquia de Santa Baia de Pascais, a la que subimos posteriormente (Km 12,8). En Teiguín ya hemos dicho adiós a la compañía de la carretera y desde la parroquia de Pascais volvemos al cercano rumor del río para, primero por caminos y más adelante por pistas y tramos asfaltados, alcanzar las minúsculas aldeas de Gorolfe, Reiriz y Sivil, lugar perteneciente a la parroquia de Santiago de Extrasiz y última entidad del Concello de Samos. Accedemos al Concello de Sarria por la aldea de Perros, perteneciente a la parroquia de Calvor y que muestra un pazo con torre vinculado a las familias Monseiro, González, Losada y Sarmiento. Desde aquí salvamos la LU-5602 para llegar finalmente a Aguiada, población donde enlazamos con el itinerario proveniente de San Xil (Km 20). Desde aquí a la rúa Mayor de Sarria restan 4,7 kilómetros.

Etapa 25: O Cebreiro - Triacastela

La dura jornada vivida ayer necesita de un recorrido corto pero activo para renovar fuerzas antes de los sinuosos trazados futuros. El Camino alcanza su máxima cota gallega en las laderas del monte Area y aún despliega latigazos en el repecho del alto do Poio. En O Biduedo, el Concello de Pedrafita do Cebreiro pasa el testigo al de Triacastela, cuyo núcleo principal descansa en el fondo del valle bajo la sombra del monte Oribio.




Si la niebla no lo impide ocultando el valle, ver amanecer desde O Cebreiro, junto al templo de Santa María la Real, es un privilegio que nos brinda el Camino y que no se puede rechazar. Hoy, por fin, nos sumergimos en la tierra de Santiago, la de la niebla y el orbillo; la de los castros celtas y de las minas ansiadas por los romanos; de infinidad de lomas, fragas de robles y soutos de castaños. La señalización oficial marca 151 kilómetros hasta Santiago, la nuestra 154,7. Iniciamos la vigésimo quinta etapa por encima del albergue de peregrinos. Abrigados por la vegetación de la montaña, ascendemos desde los 1296 metros hasta los 1370 (el punto más elevado del Camino Francés en Galicia) en las inmediaciones del Teso da Cruz y el monte Area. Desde ese punto bajamos al encuentro de una amplia pista forestal (Km 1,5) que conduce a la primera parroquia del día. En Galicia los municipios se denominan Concellos, a los cuales pertenecen distintas parroquias que engloban a su vez a distintas aldeas. Hacia el sur, a mano izquierda de la pista forestal, la vista se recrea en un sinfín de lomas tupidas de helechos, robles, castaños y pastizales que forman, entre otras, la sierra de O Courel. La pista forestal desemboca al pie de la LU-633, donde se encuentra la parroquia de Santo Estevo de Liñares, con iglesia prerrománica de una sola nave (Km 3,2).

Tras el templo cruzamos la LU-633, fiel acompañante durante la etapa de hoy, y tomamos una senda muy cercana a la carretera que nos arropa con sus hayas, acebos y demás catálogo de especies atlánticas. El primer alto, el de San Roque, no tarda en llegar. Al otro lado de la LU-633, a 1270 metros y ante una amplia panorámica, se alza la plástica escultura de un peregrino medieval que avanza contra el viento. Fue inmortalizado en bronce por el artista José María Acuña (Km 4,1). La senda sigue el itinerario de la LU-633 y desciende ligeramente hasta los 1.205 metros. Posteriormente, un falso llano nos aproxima hasta Hospital el segundo núcleo habitado de la jornada que lleva por sobrenombre "de la Condesa". El mojón jacobeo marca los 145,5). En este pueblo tendremos, probablemente, uno de los primeros contactos con las "rubias gallegas", las vacas de color canela apreciadas por su carne (Km 5,7).

Abandonamos este pueblo de vaqueros y continuamos por un surco arrimado al guardarrail de la LU-633. Más adelante cogemos el desvío a Sabugos y Temple pero despedimos de inmediato el tramo asfaltado por un camino que nos acerca a Padornelo (Km 8,1). Es el reino de la piedra y las losas de pizarra. A la salida de esta pequeña parroquia afrontamos una durísima aunque breve cuesta por la que alcanzamos el alto do Poio (Km 8,5). Un bar - albergue y un mesón reciben estratégicamente a los caminantes, ansiosos por estabilizar su ritmo cardiaco tras semejante acelerón. Más de tres kilómetros de senda pegada a la LU-633 nos separan de la siguiente población. En todo este tramo prácticamente llaneamos porque tan sólo descendemos 45 metros de altitud. Así llegamos a Fonfría, núcleo también de Pedrafita do Cebreiro, con bares y albergue. Si pasamos relativamente temprano y aún no han abierto los bares, es probable que alguna lugareña nos reciba con una suculenta torre de tortas de leche frita (Km 11,9).

Atravesamos Fonfría y de nuevo, junto a la inseparable LU-633, regresamos a la senda que nos lleva por idéntico paisaje hasta O Biduedo, a 2,4 kilómetros de distancia. En todo este tramo descendemos exactamente cien metros (Km 14,3). Tras O Biduedo, ya del Concello de Triacastela, el descenso comienza a hacerse patente. Nos separan tan sólo 6,8 kilómetros del final de etapa y aún debemos bajar unos 530 metros de altitud.

En la bajada, el camino procura desprenderse de la LU-633 y atajar las vueltas y revueltas de la carretera. Una curva pronunciada nos permite ver de frente el monte Oribio, de 1443 metros de altitud. A la derecha, en el fondo del valle, se encuentra Triacastela. La aldea posterior a O Biduedo es Filloval (Km 17,3). Tras ella cruzamos la carretera y seguimos descendiendo entre arbolado para volverla a cruzar un kilómetro más adelante, junto a un pequeño merendero. Así entramos en Pasantes (Km 18,8), estirada aldea con capilla que atravesamos bajo el reclamo de la venta particular de frambuesas. La jornada continúa hasta la aldea de Ramil (Km 20,1), con castaño centenario al borde del camino, y casi pegada a Triacastela. El albergue público se encuentra en la misma entrada, en un descampado a mano izquierda y el resto, un gran surtido de albergues privados, en el centro de la población (Km 21,1).

Etapa 24: Villafranca del Bierzo - O Cebreiro

La montaña llega al Camino de Santiago. Hoy es el día de la etapa reina, seguramente la más recordada a la vuelta de la peregrinación. En ella se abandona León y Castilla para entrar en Galicia, en concreto por la parroquia de O Cebreiro: antigua aldea de pallozas hoy restaurada en aras del turismo. El guía hacia la cima es el valle del encajonado río Valcarce, partido por la N-VI y la A-6 y bien poblado. El ascenso se hace esperar y no es patente hasta el kilómetro 21 de la etapa, sobrepasado el barrio de Hospital.



Tras atravesar la calle del Agua - Ribadeo de Villafranca del Bierzo, giramos noventa grados a la izquierda por la cuesta de Zamora (al llegar a la calle Santa Catalina), pasamos junto al monumento al peregrino, cruzamos el río Burbia y continuamos por las calles de la Concepción y Espíritu Santo. Por esta última abandonamos Villafranca y seguimos durante un kilómetro por el arcén de la carretera, que acompaña el curso del río Valcarce (a nuestra izquierda). De esta manera llegamos a un carril peatonal, algo parecido a una pista de bobsleigh y protegido por un muro que no llega al metro de altura (Km 1,8), que avanza encajonado entre la autovía A-6 y la N-VI.

Por este de redil de peregrinos pasamos bajo varios viaductos de la A-6 (Km 4,1) antes de tomar el desvío a Pereje, a la altura del p.k 410 de la N-VI. Cruzamos con precaución la nacional y por la carretera de acceso, escoltados por los chopos de la ribera del Valcarce y por castaños de gran porte, llegamos a la primera localidad del día: Pereje (Km 5,2). Atravesamos la localidad - a la salida a mano izquierda se encuentra el albergue - para retomar el carril peatonal. Un kilómetro y seiscientos metros más adelante se encuentra el área de descanso de Trabadelo (Km 6,9) y un kilómetro más arriba cruzamos de nuevo la N-VI para tomar el desvío a esta población. Flanqueados de nuevo por el bosque de ribera del Valcarce, con soberbios castaños, avanzamos hasta Trabadelo, que tiene la infraestructura necesaria para hacer un alto en el Camino (Km 9,7).

Dejamos la población, dejando a la derecha el desvío a Pradela y Sotelo, y esta vez no retornamos inmediatamente a nuestra pista de bobsleigh, sino que caminamos cerca de kilómetro y medio por una pista asfaltada, por encima de la nacional. Superado un arroyo que alimenta al río Valcarce (Km 10,5) volvemos al reencuentro del carril peatonal, al borde de la N-VI. Un kilómetro y setecientos metros más de tedioso carril nos sitúan en La Portela de Valcarce, donde también podemos tomar algo (Km 13,7).

Tras La Portela, apenas transitados 300 metros en compañía de la N-VI, tomamos el desvío hacia Ambasmestas y Vega de Valcarce. Primero llegamos a Ambasmestas (Km 14,9), confluencia de los ríos Balboa y Valcarce, y posteriormente a Vega de Valcarce, población de servicios (bares, cajeros, tiendas y panaderías) con su iglesia de la Magdalena (Km 16,5). Por la carretera antigua que traemos, paralela a la N-VI, nos dirigimos ahora hasta Ruitelán (Km 18,6). A estas alturas de etapa tan sólo hemos ganado 171 metros de altitud. La base del puerto está cerca. A la salida de Ruitelán la pendiente se recrudece un poco, tan sólo un pequeño aperitivo de lo que vendrá después. Algo más arriba, a la izquierda, tomamos el desvío que baja hasta Las Herrerías. Antes de llegar a este pequeño núcleo cruzamos el río Valcarce por un puente de piedra. Cruzamos Las Herrerías (Km 20,1), con albergue y varios bares, hasta el barrio de Hospital (Km 20,8), una continuación del núcleo anterior que toma su nombre del antiguo hospital para peregrinos ingleses. Al abandonar este conjunto de casas comienza la verdadera ascensión a O Cebreiro.

Un duro repecho por asfalto, como salido de la nada, de casi un kilómetro nos invita a plantear la estrategia, que consistirá en bajar el ritmo, acortar los pasos y acompasar la respiración. En estas circunstancias es donde el peso de la mochila juega un papel determinante. En plena subida, los caminantes deberán tomar la senda que nace a la izquierda de la pista asfaltada (Km 22); los ciclistas deben continuar de frente por asfalto. Ya en la senda, la pendiente nos da un breve respiro hasta cruzar el arroyo de Refoxo y nos atiza de nuevo por una calzada sombría que asciende duramente bajo el dosel de las hojas caducas de castaños y robles. Este escenario nos acerca hasta La Faba -a la entrada existe un desvío hacia el albergue- (Km 23,5). Después de La Faba abandonamos progresivamente la umbría para salir a un terreno abierto de pastizales con vistas a los bosques atlánticos. Las amplias panorámicas influyen en la percepción de la pendiente, que se torna ligeramente más suave hasta alcanzar el último pueblo de León en el Camino de Santiago Francés: Laguna de Castilla, dotado de bar y albergue adjunto (25,9).

Unos 700 metros más arriba de Laguna de Castilla aparece el primer mojón jacobeo con señalización de distancias. Es el 152,5 y lleva la inscripción Os Santos (del Teso dos Santos). Cuatrocientos metros después el Camino se despide de León, la provincia con más kilómetros de recorrido del Camino Francés: nada menos que 214,4. Por fin pisamos Galicia y, en concreto, Lugo. La etapa reina está a punto de concluir (Km 27). Fatigados, solventamos el último kilómetro hasta la iglesia prerrománica de Santa María la Real, que da la bienvenida a O Cebreiro. El albergue de peregrinos, el primero de la Xunta de Galicia, se encuentra al otro extremo de esta parroquia lucense (Km 28,4).

Etapa 23: Ponferrada - Villafranca del Bierzo

La hoya del Bierzo, una llanura resguardada por montañas que impiden el paso del clima atlántico, se ofrece hoy como escenario al Camino de Santiago. Aquí, vides retorcidas de uva Mencía y poblaciones colmadas de servicios reciben a diario el repique de los bordones y el vaivén de las mochilas. El paso cómodo por Compostilla, Columbrianos, Fuentes Nuevas, Camponaraya y Cacabelos se torna pesado tras cruzar el río Cúa en dirección a Pieros y Villafranca del Bierzo.



Dejamos el albergue por la calle La Loma y guiados por la señalización continuamos por las calles Pregoneros y El Temple, que desemboca en la avenida del Castillo. La iglesia de San Andrés da paso al castillo de los Templarios, que lo bordeamos perimetralmente por la calle Gil y Carrasco. En un punto, los peregrinos en bici continúan por la izquierda y los caminantes por la derecha hasta la inmediata plaza de la Virgen de la Encina. Ya en la plaza torcemos a la izquierda y bajamos por las escaleras de la calle el Rañadero. Llegamos a la avenida de la Puebla, donde cruzamos el río Sil (Km 1,2). Posteriormente giramos a la derecha por la calle río Urdiales y tras ella volvemos a girar de nuevo a la derecha por la inagotable avenida de las Huertas del Sacramento, donde se encuentra la Fuente de las Pimenteras. Más adelante, al llegar a la glorieta donde se alza el monumento a los Donantes de Sangre, se dobla a la derecha por la avenida de la Libertad.

La salida de Ponferrada es un largo rodeo ya que en lugar de avanzar hacia el oeste lo hacemos hacia el norte, donde se encuentra Compostilla. Nos da la bienvenida el local de la Cruz Roja y posteriormente un pasadizo por el que llegamos a la plaza del Ayuntamiento (Km 3,7). Junto a la capilla neorrománica seguimos de frente por la IV Avenida, después viramos a la izquierda y de inmediato a la derecha por la Tercera Transversal, donde pasamos unas pistas de tenis y el campo de fútbol. Abandonamos definitivamente Compostilla por una pista asfaltada y salvamos la N-VI por un túnel (Km 4,7). Cultivos de vid jalonan la iglesia de San Esteban y las primeras casas de Columbrianos. La comarca de El Bierzo reúne unas excelentes condiciones para el cultivo de la uva, ya que se haya enclavada en una llanura rodeada de montañas que impiden el paso del clima atlántico. Los tintos se elaboran con la variedad Mencía.

Pasada la iglesia de San Esteban descendemos suavemente para cruzar la CL-631 (Km 5,5) y entrar así en el núcleo poblacional. Junto a la capilla de San Blas y San Roque dejamos Columbrianos por la pista asfaltada que brota a mano izquierda. El Camino continúa entre unifamiliares y pequeñas parcelas donde se afanan los vecinos. A la entrada de Fuentes Nuevas (Km 8), un crucero con las figuras de Santiago Peregrino y Cristo Crucificado da la bienvenida a los caminantes. Entramos por la calle Valiña, donde está situada la ermita del Divino Cristo y a su vera un bar muy frecuentado por los peregrinos. Dejamos Fuentes Nuevas y, de nuevo, por pista asfaltada progresamos hasta la localidad de Camponaraya. Atravesar Camponaraya (cerca de 1,5 kilómetros de longitud) nos cuesta unos veinte minutos, cruzando de por medio el río Reguera del Naraya (Km 10,5). Ponemos fin a esta población de servicios de casi 4.500 habitantes junto a una cooperativa de vino y un área de descanso. Por una pista de gravilla alcanzamos la autovía A-6, que sorteamos por un paso elevado (Km 11,9). El tramo que comienza es el más relajante de la jornada. La hoya del Bierzo luce su mejor paisaje, siempre salpicado de viñedos y chopos. Dos kilómetros y cuatrocientos metros más adelante (Km 14,3) se cruza con cuidado una carretera y se avanza por el arcén de otra hasta el solar del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Bierzo (Km 14,9). El Camino desciende y entra en Cacabelos por la calle Cimadevilla. Pasada la iglesia de Santa María -conserva el ábside románico- progresamos hasta el río Cúa, afluente del Sil (Km 16,6).

Tras cruzar el río Cúa nos encontramos con el Santuario de la Quinta Angustia, en cuyo perímetro se encuentra el albergue de peregrinos. Hasta Pieros hay que sudar un exigente repecho por el arcén de la carretera LE-713 o antigua N-VI (tiene ambas denominaciones). Pasamos Pieros por el arcén, dejándolo a la derecha, y continuamos a la vera de la carretera. Más adelante, en el cruce a San Clemente, hay una señal que nos anima a tomar la variante de la derecha que se acerca a Valtuille de Arriba. Es más larga y los peregrinos suelen continuar por el arcén de la carretera, que después de un tramo ondulado se abandona por la izquierda atendiendo a la señalización de un mojón jacobeo (Km 20,8). Por un camino de gravilla pasamos junto al estudio de escultura A. Nogueira y afrontamos una fuerte subida que da paso a varios toboganes hasta las primeras casas de Villafranca del Bierzo. Ya en descenso pasamos el albergue municipal (a la izquierda), luego la románica iglesia de Santiago, que exhibe ante nosotros la Puerta del Perdón, y de inmediato el refugio Ave Fénix. Llegamos junto al castillo y, a mano derecha, bajamos unas escaleras y proseguimos por las calle Salinas y Rinconada Salinas a la calle del Agua - Ribadeo (Km 24,1).

Etapa 22: Foncebadón - Ponferrada

El Camino Francés llega a su techo junto a la Cruz de Ferro, clavada sobre un montículo de piedras a 1.500 metros de altitud. Cerca, entre tañidos de campana y señales de humo, se sitúa el refugio templario de Manjarín, en pie desde 1993 gracias a Tomás Martínez. La maragatería sucumbe a El Bierzo, que se presenta en un crudo descenso entre pastos y piornos. El Acebo, Riego de Ambrós, Molinaseca, a orillas del río Meruelo, y Campo vertebran la etapa y la dotan de la infraestructura necesaria para llegar con éxito a Ponferrada, capital de la comarca.




Despedimos Foncebadón calle arriba, entre muros caídos y la iglesia, cuya espadaña y dos campanas reciben siempre las primeras luces del día. A la salida tomamos el camino de la izquierda, que en suave pendiente nos acerca hasta la carretera LE-142, nuestra guía en la etapa de hoy (Km 1,5). Por una senda paralela a la carretera, que avanza junto a algún bosquete de repoblación, llegamos hasta la Cruz de Ferro. Situada a unos exactos 1500 metros de altitud (el techo del Camino Francés), no es más que una pequeña cruz de hierro aupada por un desproporcionado mástil de madera. De espaldas a la cruz es tradición arrojar una piedra al montón ya levantado. Un gesto calcado al que hacían los segadores gallegos cuando se desplazaban a Castilla para trabajar en los campos de cereal y también los arrieros y los pastores trashumantes (Km 2,2).

Junto a la cruz se erigió en 1982 una capilla consagrada a Santiago Apóstol. Desde este punto retomamos la marcha por la senda paralela a la LE-142. Serbales de Cazadores (Sorbus aucuparia), árbol caducifolio distinguible fácilmente por sus gruesos racimos de bayas rojas, arropan nuestros pasos. Dos kilómetros y trescientos metros después de la Cruz de Ferro nos plantamos en el refugio de Manjarín, el albergue más peculiar del Camino gestionado por Tomás Martínez, el hospitalero templario. El tañido de una campana y las señales del humo de una hoguera nos guían hacia su interior. El ambiente de puertas adentro es mejor descubrirlo por uno mismo (Km 4,5).

Algo más de 7 kilómetros separan el refugio de Manjarín de El Acebo. Salvo alguna curva que se ataja, el itinerario discurre siempre paralelo a la carretera. En los primeros 3,5 kilómetros se llanea e incluso se sube levemente. En ellos dejamos a un lado la Base militar de Transmisiones, situada bajo Peña Llabaya y abandonada en 1990. Un kilómetro más adelante de la Base comienza realmente el descenso con vistas a Ponferrada (desde la distancia se distingue en ella una mancha negra que corresponde a la torre de la Rosaleda de más de 100 metros). La senda es pedregosa y en fuerte pendiente (los ciclistas deben recorrer toda la etapa por la carretera LE-142).

Tras esos siete kilómetros, el Camino se presenta en El Acebo, la primera localidad de El Bierzo. Documenta Juan Uría que los vecinos de esta localidad estuvieron libres de impuestos a cambio de colocar ochocientas estacas para indicar el camino a los viajeros. En este núcleo berciano rodeado de piornos y pastos, una tienda donde comprar bocadillos y un mesón permiten un paréntesis en la etapa que ya hemos completado en más de un 40% (Km 11,6). Saliendo de El Acebo nos topamos con una gráfica escultura realizada por Eulogio Pisabarros en memoria de Heinrich Krausse, peregrino alemán que falleció realizando el Camino. Descanse en paz.En lugar de transitar por el camino seguimos por la propia carretera durante casi dos kilómetros. Después retomamos la senda paralela para llegar a Riego de Ambrós. Atravesamos Riego de punta a punta (esta población del municipio de Molinaseca tiene unos 600 metros de largo), pasando junto a la plaza San Sebastián, donde se encuentra el albergue de peregrinos y la fuente. (Km 15).

Tejados de pizarra y balconadas de madera dan paso a una senda, que desciende bajo la sombra de los castaños y el frescor del arroyo de Prado. Ya en campo abierto llegamos de nuevo junto a la carretera (Km 16,4), que volvemos a dejar para iniciar un descenso tortuoso que dejará su impronta en nuestros músculos, sobre todo del cuadriceps. A la vera de algunos chopos, alimentados por el arroyo de la Pretadura, desembocamos en la LE-142 (Km 19,2) y continuamos por ella. Al pie de la carretera está el Santuario de la Virgen de las Angustias, de finales del XVII y que cede el paso al puente medieval sobre el río Meruelo, por el que entramos en Molinaseca. Esta localidad, capital del municipio que también engloba a El Acebo y Riego de Ambrós, cuenta con una buena red de bares y restaurantes, farmacia, panadería, etc (Km 19,7). Cruzamos la localidad por la calle Real o del Camino de Santiago que desemboca en la avenida de Fraga Iribarne, junto a la LE-142. Pasamos los albergues y dejamos la compañía de la carretera tras una pista de tenis. Giramos a la derecha y tomamos un camino que progresa cerca del río Meruelo y que más adelante se va acercando a la carretera. Ojo, porque al llegar a la carretera (Km 22,5) no hay que seguir por el paseo paralelo a ésta que pasa junto a la urbanización Patricia. Un mojón algo escondido bajo el arcén izquierdo de la carretera nos señala la dirección correcta. Una pista con algún tobogán, molesto a estas alturas de etapa, conduce hasta Campo. Poblado ya en la Edad Media, Campo cuenta con una fuente romana, la ermita del Santo Cristo, la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Encina y las casas solariegas de los Lunas. También hay varios mesones con menú de peregrino donde reponer fuerzas (Km 24).

Salimos, ya por asfalto, buscando la vega del río Boeza, que fluye a la derecha del itinerario. Varias barriadas nos escoltan hasta cruzar el río (Km 26,4) y cuatrocientos metros después salvamos las vías para finiquitar en breve la vigésimo segunda etapa. Ponferrada y el albergue parroquial de San Nicolás de Flüe nos recibe (Km 27,3).

Etapa 21: Astorga - Foncebadón

Con el punto de mira en los Montes de León, el Camino Francés se interna por la maragatería. Comarca habitada en su día por arrieros y que aún conserva sus recias casas en sillarejo y provistas de portalón, sus danzas al son de la flauta y el tambor y sus guisos pantagruélicos. Rabanal del Camino, fin de la novena etapa del Codex Calistinus, y Foncebadón, en las laderas del Irago, se presentan como posibles finales de etapa.

Debido a la gran cantidad de confiterías que hay en Astorga, que además nos engatusan con sus anuncios de mantecadas y hojaldrados, es muy difícil o más bien imposible abandonar la antigua ciudad romana sin haber probado un solo dulce. Ya desayunados, dando la espalda a la fachada del Ayuntamiento de Astorga, atravesamos la plaza Mayor para colarnos por la calle Pío Gullón, situada a la izquierda de la plaza. Tras cruzar García Prieto continuamos de frente por la calle de Postas y la calle Santiago. Dejando a un lado el Palacio Episcopal pasamos junto a la fachada principal de la catedral y tomamos la calle Portería - donde se encuentra el albergue privado. Tras Portería doblamos a la derecha y avanzamos rectos cerca de 400 metros por la calle San Pedro. Cruzamos la calle por un paso peatonal y tiramos en dirección a Castrillo de Polvazares y Santa Colomba de Somoza por la calle de los Mártires. Por un paseo paralelo a la LE-142 bajamos suavemente hasta la altura de Valdeviejas, donde se encuentra la ermita del Ecce Homo, construcción del siglo XVIII que fue restaurada completamente en 2007. El ermitaño madruga, sella y además facilita credenciales (Km 2,6).

Dejamos atrás la ermita y salvamos la autovía A-6 (autovía del Noroeste que enlaza Madrid con la coruñesa Arteixo) por un paso elevado. Un andadero al pie de la LE-142 nos espera para conducirnos hasta Murias de Rechivaldo, población maragata a la que entramos tras salvar el cauce del río Jerga. La parroquial de San Esteban, del XVIII, queda a mano derecha y atravesamos Murias por una calle lateral, donde está el mesón y el albergue privado (Km 4,7). Abandonamos Murias de Rechivaldo por medio de una pista de grava escoltada de matorral y escobas. Una larga recta de más de dos kilómetros nos lleva a cruzar la LE-142 (Km 7,3), carretera que dejamos por un andadero pegado a la LE-CV-192. Cerca de media hora después arribamos, ascendiendo de forma muy tendida, al centro de Santa Catalina de Somoza (Km 9,3). También antiguo pueblo de arrieros maragatos, de recias casas con portalones de doble hoja siempre pintados de algún color primario. Varios albergues dotados de bar también permiten un pequeño descanso tras dos horas de caminata.

Atravesamos Santa Catalina de Somoza por la calle Real y a la salida recuperamos el andadero de la LE-CV-192 que, de nuevo en un ascenso casi imperceptible, nos acerca hasta la población de El Ganso. Tras un par de bares giramos a la izquierda para pasar junto a una fuente y la iglesia de Santiago (Km 13,4). Tras El Ganso nos aguarda el mismo guión: la monotonía del andadero, que en algunos tramos que están por llegar se estrecha y obliga a caminar sobre el asfalto, aunque también se ensancha junto a un pinar. Una hora después dejamos a mano derecha el cruce a Rabanal Viejo y Maluenga (Km 17,5) y, tras el río de Rabanal Viejo, abandonamos la carretera para tomar una senda que sube entre un rebollar. Avanzamos pegados a una valla rematada de cruces hechas con palos, donde algunos peregrinos se detienen a colocar la suya. De nuevo junto a la carretera vemos, a mano izquierda, el monumental roble del peregrino, conocido por el sobrenombre de carballo de Fonso Pedredo (Km 19).

También a mano izquierda dejamos la ermita del Cristo de la Vera Cruz, propiedad de la Junta Vecinal (Km 19,7). Dejamos la compañía de la LE-CV-192, que se funde aquí con la LE-142, para entrar en Rabanal del Camino. La novena etapa del Codex Calistinus partía de León y finalizaba en Rabanal del Camino. Desde Astorga median tan sólo 20,3 kilómetros y algunos peregrinos alargan la jornada cinco kilómetros y medio más hasta Foncebadón (Asegurarse antes, sobre todo en invierno, de que los albergues de Foncebadón estén abiertos). Tanto los que hagan noche (hasta cuatro albergues donde elegir) como los que prosigan encontrarán en Rabanal varias posadas que ofrecen comida tradicional y buenos pucheros (Km 20,3).

Etapa 20: San Martín del Camino - Astorga

En el mismo tono que ayer, al ritmo machacón que marca el camino paralelo a la N-120, se llega hasta Puente Órbigo para salvar el afluente del Esla por el mítico puente del Passo Honroso. Ya en Hospital de Órbigo se puede escoger entre continuar por el monótono andadero o disfrutar de un paisaje agrícola, bañado por infinidad de acequias, que visita Villares de Órbigo y Santibáñez de Valdeiglesias. Ambas opciones se funden en el crucero de Santo Toribio, excelente mirador sobre San Justo de la Vega, la ciudad de Astorga y el monte Teleno.



Atravesamos San Martín del Camino junto a la N-120 y, pasado el canal del Páramo y el cartel de fin de población, giramos a la derecha e inmediatamente a la izquierda para tomar el andadero de gravilla fina que avanza paralelo a la carretera nacional. Cultivos de maíz y pequeñas extensiones de vegetales inundan los campos a nuestra derecha, regados gracias a una buena red de canales y acequias. A los tres kilómetros pasamos de largo el desvío a Santa Marina del Rey y Villavante (Km 3). Más adelante el Camino se encuentra con el canal de la presa Cerrajera, un cauce de riego del Órbigo que parte de éste río en Villanueva de Carrizo para confluir de nuevo en Cebrones del río. Sus primeras noticias se remontan al siglo XIV (Km 4,2).

Un par de kilómetros después nos alejamos de la N-120 por la derecha y pasamos junto a un bonito depósito de agua en ladrillo. Pronto cruzamos la carretera provincial en Puente de Órbigo (Km 6,9) junto a la iglesia de Santa María, cuya espadaña suele soportar más de un nido de cigüeña. De inmediato se interpone ante nosotros el río Órbigo,, que fluye bajo el prolongado puente del Passo Honroso, donde Suero de Quiñones retó en 1434 a todo caballero que pretendiera cruzarlo. Nosotros sí lo cruzamos, sin temor a caballos desbocados ni a lanzas perdidas, para acceder a Hospital de Órbigo, donde nos recibe la iglesia de San Juan Bautista, del siglo XVIII. Desde el centro de Hospital de Órbigo (Km 7,7), localidad con múltiples servicios, progresamos por la misma calle principal hasta la salida, donde una señal clavada en un poste muestra las dos posibilidades para acometer el resto de la etapa. (Km 8). De frente continúa la traza histórica por un andadero paralelo a la N-120; a la derecha, opción muy valorada por los peregrinos, el Camino se encamina hacia Villares de Órbigo y Santibáñez de Valdeiglesias por un paisaje agrario y de monte bajo. Ambas opciones se juntan en el crucero de Santo Toribio.

Escogemos la segunda opción y giramos a la derecha por una pista rodeada de un paisaje sumamente agrícola. Infinidad de acequias bañan los cultivos de hortalizas, que son degustadas en todo León e incluso en provincias limítrofes. Así llegamos hasta Villares de Órbigo (Km 10), población que atravesamos gracias a una excelente señalización para encaminarnos hacia la siguiente localidad. A las afueras de Villares de Órbigo cruzamos una carretera local y tomamos un camino junto a una nave de ladrillo visto. Pasamos junto a un merendero y subimos ligeramente por monte bajo. Si miramos hacia la izquierda nos encontramos con un plano general de la fértil vega del río Órbigo, con sus choperas, canales y cultivos. Recreados en esta vista llegamos hasta una carretera local (Km 11,5) que conduce hasta la cercana población de Santibáñez de Valdeiglesias (Km 12,6).

Entramos por la calle Camino de Villares, continuamos por la calle Real y torcemos a la derecha por Carromonte Bajo, donde se encuentra el albergue parroquial. Termina la calle y salimos de Santibáñez por una pista ancha, bastante pedregosa también, junto a unas naves ganaderas. Por ella, entre pequeñas parcelas de vid que salpican el resto de cultivos, ganamos treinta metros de altura hasta llegar a una cruz labrada escoltada por una serie de figuras, entre ellas un espantapájaros (Km 13,8). Bajamos durante unos setecientos metros, dejando a la izquierda un pequeño barranco creado por la erosión, y luego ascendemos por una zona más refugiada entre quejigos y chaparros. Después vienen varios toboganes por la incómoda pista pedregosa: a una rápida bajada le sucede una corta subida y otra bajada, algo más larga, es respondida por una subida de las mismas características que termina por dejarnos las piernas doloridas. Llegamos así a un altiplano (Km 17,5) y dejamos a mano derecha una nave, situada en el lugar conocido como Majada de Ventura. Pronto cruzamos una carretera y una larga recta nos lleva hasta el crucero de Santo Toribio, donde unas mesas invitan a un tentempié en este excelente mirador sobre San Justo de la Vega, la ciudad de Astorga y el monte Teleno, que con sus 2.188 metros es la cumbre más alta de los montes de León. En este mismo lugar, en el siglo V, el obispo de Astorga, tras ser expulsado de su sede, profirió: "De Astorga, ni el polvo". (Km 19,1).

Descendemos del crucero para entrar a San Justo de la Vega por una travesía y atravesamos esta localidad por la calle Real (Km 20,3). A las afueras salvamos el río Tuerto por una pasarela metálica paralela al puente de piedra y unos metros más adelante dejamos el paseo y tomamos una pista que avanza junto a una nave. La pista desemboca en el río Jerga, que lo sorteamos por un pequeño puente de probable origen romano. Giramos a la izquierda y nos acercamos hasta la pasarela metálica que salva las vías de la línea Palencia - La Coruña (Km 23). El puente es un mareante laberinto de rectas y alturas que nos sitúa junto al primero de los albergues de Astorga. Pasamos la desmantelada vía Plasencia - Astorga y tras la rotonda decorada con el nombre romano de Astorga: Asturica Augusta, subimos hasta la calle Perpetua Socorro, donde giramos a la izquierda. A continuación, una dura cuesta nos acerca al albergue de los Amigos del Camino y al conjunto formado por la capilla de la Vera Cruz y la iglesia de los Padres Redentoristas. Desde este punto sólo restan trescientos metros para llegar al Ayuntamiento (Km 24,2).

etapa 19: León - San Martín del Camino

Amplias avenidas conducen desde los albergues al Hostal de San Marcos, a orillas del río Bernesga. Otros cinco kilómetros urbanos, incluido un polígono, acercan hasta la Virgen del Camino, a cuya salida se decide si continuar por la variante de Villar de Mazarife o por el Camino Francés más histórico. Este último progresa por el páramo, siempre a la vera de la N-120, y atraviesa Valverde de la Virgen, San Miguel del Camino y Villadangos del Páramo para concluir en San Martín del Camino.



En la puerta del albergue municipal de León giramos a la izquierda por la misma calle de los Campos Góticos y doblamos a la derecha por el Paseo del Parque. Continuamos de frente y cruzamos la avenida de Fernández Ladreda. Dejando a mano izquierda la plaza de Toros, seguimos durante más de un kilómetro por el Paseo de Papalaguinda y proseguimos rectos tras la glorieta de Guzmán el Bueno para enlazar con la avenida de la Condesa Sagasta. Tras 700 metros y siempre de frente por esta avenida llegamos junto al Hostal de San Marcos, que de hospital de peregrinos en la Edad Media ha pasado a Parador de Turismo y Museo. Merece la pena detenerse y disfrutar de la rica ornamentación plateresca de su fachada (Km 2,3).

Cruzamos el río Bernesga, afluente del Esla, junto al Hostal y continuamos rectos por la avenida de Quevedo. Ésta avenida, siempre de frente, nos lleva a coger la avenida del Párroco Pablo Díez, que luce llamativas farolas rojas. Sin pérdida alguna llegamos hasta una pasarela peatonal sobre las vías, que cruzamos para entrar en Trobajo del Camino (Km 3,9). Continuamos la marcha por la misma avenida del Párroco Pablo Díez y en la acera de la derecha se puede ver la sobria ermita en ladrillo y canto de Santiago Apóstol del XVIII. A la altura de una floristería (Km 4,7) y atendiendo a la señalización, doblamos a la izquierda, pasamos por la plaza Sira San Pedro y giramos levemente a la derecha por la calle del mismo nombre. Salimos a una avenida, que cruzamos, y seguimos subiendo por la calle Camino de la Cruz junto a unas bodegas. Entramos de inmediato en un polígono industrial (Km 5,7) que termina junto a una gasolinera y al borde de la N-120. Con cuidado, por el arcén y junto al denso tráfico de esta carretera nacional entramos en Virgen del Camino (Km 7,6).

Se trata de una localidad satélite de León partida en dos por la N-120. Ofrece casi todos los servicios y es un buen lugar para proponer la primera parada. En Virgen del Camino es común ver sobrevolar a los aviones del ejército, ya que se encuentra al lado una base aérea militar. Al llegar junto al Santuario, de 1957 y cuya fachada está adornada por trece esculturas del barcelonés Joseph María Subirachs, cruzamos la N-120 (si vamos por la acera derecha) y bajamos por la calle de la Paz. Dejamos a un lado la fuente El Cañín y observamos en la pista asfaltada una serie de pintadas que mal indican hacia la izquierda la bifurcación hacia Villar de Mazarife (ver apartado observaciones), una alternativa más al itinerario histórico y principal del Camino Francés (Km 8,5).

Continuamos de frente, pasando al lado del cementerio y por una vía de servicio junto a las últimas naves. Un camino en paralelo a la N-120 conduce hasta un túnel bajo la A-66, tras el cual giramos a la derecha para subir hasta una antena rodeada de arbolado disperso. De aquí bajamos suavemente hasta unas naves industriales y enlazamos con el andadero paralelo a la N-120, que no abandonaremos hasta el final de etapa. Nos encontramos en tierras del páramo, terreno raso y desabrigado. Inmediatamente entramos en Valverde de la Virgen (Km 12,2). Atravesamos Valverde a la vera de la N-120 y a la salida retomamos el andadero hasta la siguiente población también atravesada por la nacional: San Miguel del Camino (Km 13,6). Desde San Miguel hasta la siguiente localidad hay 7,7 kilómetros, así que conviene plantear una parada a estas alturas de la etapa. Después de atravesar San Miguel del Camino volvemos al monótono andadero, surcando el páramo entre la N-120 y la cercana AP-71 que progresa a nuestra izquierda. Una hora y tres cuartos después entramos en Villadangos del Páramo, población que parece no llegar nunca y cuyas primeras casas se hayan en una pequeña vaguada. Entramos pegados al colegio Santiago Apóstol y tras pasar el albergue de peregrinos (Km 21,3) cruzamos la N-120 para coger la calle Real, donde se encuentra la panadería y una tienda. Los bares se apilan al borde de la carretera nacional.

Por la misma calle Real bajamos hasta cruzar un canal de riego y continuamos entre chopos durante no más de 400 metros para volver a la compañía de la sonora N-120. A partir de este punto se puede continuar por la derecha de la nacional o por su izquierda, ya que hay andadero a ambos lados. Una recta de 3,8 kilómetros nos lleva hasta el centro de San Martín del Camino, que destaca a lo lejos por su peculiar depósito de agua y que permite adaptar un final de etapa al contar con suficientes albergues, un par de bares, una tienda de alimentación y una panadería (Km 25,9).

Eetapa 18: El Burgo Ranero - León

Etapa de gran tirada que puede dividirse en dos pernoctando en Mansilla de las Mulas. La pista arbolada continúa durante diecinueve planos kilómetros hacia Reliegos y Mansilla, donde dice adiós. Desde el río Esla hasta el Porma se avanza por caminos paralelos a la N-601 y a partir de Puente Villarente el Camino se distancia ligeramente de la nacional para llegar a Arcahueja. Finalmente, el barrio de Puente Castro, a orillas del Torío, supone la entrada definitiva en León.



A la salida de El Burgo nos encontramos con una laguna. Son relativamente abundantes en estos confines de Tierra de Campos y fueron utilizadas hasta hace bien poco como abrevadero para los animales. Hoy constituyen el hábitat de determinadas especies de anfibios, rapaces y anátidas. Retomamos la pista arbolada del Real Camino Francés por un paisaje calcado al de ayer: impresionantes llanuras cultivadas, de escasas ondulaciones y casi deforestadas. A dos kilómetros y medio de El Burgo Ranero pasamos un área de descanso situado a la vera del arroyo del Valle de la Granja (Km 2,5) y dos kilómetros más adelante, en una ligera vaguada, fluye otro arroyo: el de Valdasneros (Km 4,5). En media hora larga más de monotonía dejamos a mano izquierda una pista y escuela de ultraligeros (Km 7) y un kilómetro más adelante el desvío a Villamarco (Km 8).

La ley de la línea recta nos ofrece un respiro cuando la pista dibuja una curva y salva por debajo las vías del tren (Km 10,6). En la vaguada posterior pasamos el arroyo de Valdearcos y tras superar un leve repecho nos dejamos caer hasta la población de Reliegos, agazapada hasta el último momento. En la misma entrada hay unas bodegas tradicionales en ladrillo y adobe, usadas para conservar el vino pero fundamentalmente como lugar de encuentro. Atravesamos Reliegos de punta a punta, olfateando la pista arbolada por la calle Real (Km 13), donde impactó un meteorito en 1947. Dejamos el frontón a un lado para sumergirnos junto a los falsos plátanos en las llanuras de cereal, decoradas por estructuras gigantes de riego por aspersión. El refrán "de Reliegos a Mansilla, la legua bien medida", establece la distancia de una legua ( entre 5.573 y 5.914 metros) entre estas dos localidades. Casi cuatro kilómetros después de Reliegos, tras pasar bajo las torres de línea eléctrica, hay un área de descanso al borde de la pista arbolada (Km 16,7). Damos el adiós definitivo a la pista artificial, salvamos la N-601 (carretera Adanero - León) por un viaducto y sorteamos un canal de riego para entrar en Mansilla de las Mulas.

Descubrimos la antigua ciudad amurallada al traspasar la puerta del Castillo, en cal y canto rodado. Las calles de Santa María, donde asoma la torre de la iglesia, (Km 19) y del Puente, donde hace lo propio uno de los albergues de peregrinos, atraviesan Mansilla de las Mulas y conducen hasta el puente sobre el río Esla, el latino Astura. Nada más cruzar el puente hay que tomar un camino que nace a la izquierda y que avanza paralelo a la N-601, junto a las acequias, los campos de maíz y alguna que otra acacia. Así llegamos en una hora a Villamoros de Mansilla (Km 23,5), a cuya entrada dejamos la protección del camino para tomar el arcén de la N-601. Pasamos Villamoros por la carretera y de nuevo por la senda paralela llegamos hasta Puente Villarente, donde superamos el río Porma por un largo puente de origen medieval. A lo largo de 2010 está prevista la construcción de una pasarela metálica que facilite el paso de los peregrinos. Atravesamos Puente Villarente siguiendo el trazado de la N-601, que parte en dos esta localidad con multitud de servicios (Km 25,3).

Si transitamos por la acera de la izquierda, al llegar a una oficina de Caja España, cruzamos por el paso de peatones y continuamos por la acera derecha. A la altura del Restaurante Avellaneda nos distanciamos un poco de la N-601 para tomar una pista que nace a nuestra derecha (Km 26,3). Por ella salvamos el canal de Arriola, cruzamos más adelante la carretera que se dirige a Sanfelismo y continuamos rectos. Tras un repecho, a cuyo comienzo han habilitado un área de descanso cubierta, alcanzamos Arcahueja (Km 29,5). Después de esta población el tramo se recrudece con varios toboganes, dejamos a un lado el desvío a Valdelafuente (Km 30,9), coronamos una pequeña tachuela y seguimos hacia un polígono situado al pie de la N-601. Por una pasarela peatonal, habilitada a comienzos de 2010, salvamos el nudo viario de la N-601 y vamos en dirección a Puente Castro, barrio de León separado de la urbe por el río Torío. Entramos en Puente Castro por la calle Simón Arias, cruzamos la avenida de Madrid (Km 35) y seguimos a la derecha por Victoriano Martínez y plaza Tomás Mallo para llegar hasta una pasarela y cruzar el río Torío. A la derecha de ésta se encuentra el puente de piedra del XVIII.

Superado el cauce - ya en León - tomamos de frente la calle del Alcalde Miguel Castaño y continuamos por ella durante 600 metros hasta la avenida de doble carril de Fernández Ladreda. A partir de este cruce el itinerario urbano se bifurca: de frente hacia el albergue de Santa María de Carbajal y a la izquierda hacia al albergue municipal, por la misma avenida Fernández Ladreda hasta la calle Campos Góticos (Km 37,1).

Etapa 17: Terradillos de los Templarios - El Burgo Ranero

Moratinos y San Nicolás del Real Camino son los últimos pueblos del trazado francés a su paso por Palencia y ceden el testigo a León, la provincia con más kilómetros de itinerario jacobeo: nada menos que 214,4. Primero se presenta Sahagún, con su mudéjar, y posteriormente una bifurcación al pie de la N-120 que da la opción de continuar hacia Bercianos del Real Camino y El Burgo Ranero o hacia Calzada del Coto y Calzadilla de los Hermanillos. La primera alternativa discurre por un carril construido ex profeso para los peregrinos y sombreado por una fila de árboles sin fin. La segunda, solitaria y por la Vía Trajana, avanza por áreas de monte bajo, matorral y pequeños bosques.




Abandonamos la antigua encomienda templaria de Terradillos por una pista de parcelaria que muere en el asfalto de la P-905, también marcada como P-973 (Km 1,4). Un breve tramo de carretera da paso a otra pista que avanza entre el cereal y las líneas aleatorias de chopos, dispuestas junto a los arroyos de San Juan y de la Huelga. Este paisaje nos acompaña hasta Moratinos, penúltimo pueblo del Camino de Santiago a su paso por Palencia que luce bodegas excavadas y casas de adobe: masa de barro mezclada a veces con paja y utilizada para levantar paredes y muros (Km 3,3). A la altura de la iglesia de Santo Tomás de Aquino giramos a la derecha y salimos de la localidad. Dos kilómetros y medio nos separan de San Nicolás del Real Camino, último pueblo palentino dotado de albergue y bar restaurante, todo en uno (Km 5,8).

A la salida de San Nicolás del Real Camino salvamos el río Sequillo y giramos a la derecha para tomar una senda de peregrinos que avanza a la vera de la N-120. Ciento cincuenta metros al norte de ésta discurre la A-231, la autovía del Camino de Santiago. Por la senda traspasamos el límite entre Palencia y León, última provincia castellana que ostenta el récord de kilómetros del Camino: en total 214,4 que ya esperan a ser descubiertos (Km 7,7). Progresamos en paralelo a la N-120 y después de cruzarla pasamos el río Valderabuey por un puente de piedra. Accedemos así a una explanada arbolada donde se encuentra la ermita de la Virgen del Puente, de estilo románico mudéjar (Km 10,3).

Superado un tercio de la etapa, un camino nos dirige hasta Sahagún. Evitando la N-120 por debajo (Km 11,6) accedemos al casco urbano de esta localidad leonesa. Tras la calle Ronda de Estación cruzamos el puente sobre las vías, pasamos junto al albergue municipal y continuamos por las calles La Herrería y Antonio Nicolás (Km 13). Sahagún exhibe el arte mudéjar en las iglesias de San Lorenzo y San Tirso, levantadas por alarifes que prescindieron de la piedra y armaron sus obras con ladrillo. También, al final de la calle Antonio Nicolás, podemos ver el arco barroco de San Benito. Más adelante, salvamos el río Cea - afluente del Esla - por el puente Canto y nos despedimos de Sahagún (Km 13,7).

La jornada prosigue por un paseo arbolado y paralelo a la carretera de acceso a la N-120. Al pie de la carretera nacional, antes de pasar el desvío a Mayorga, desaparecen los árboles y el paseo se convierte en un andadero que, en ocasiones, se estrecha. Rozando la vegetación que nos separa de la carretera salvamos un arroyo y medio kilómetro después cruzamos la N-120. En breve, junto a una marquesina, un cartel de piedra advierte, mal, de la doble alternativa que se presenta: de frente se continúa por el Real Camino Francés hacia Bercianos y el Burgo Ranero. Hacia la derecha, salvando la autovía A-231 por un puente, se accede a Calzada del Coto y desde allí a Calzadilla de los Hermanillos. Ambas rutas se juntan de nuevo en la siguiente jornada (Km 17,4).

Continuamos de frente por el Real Camino Francés (la alternativa por Calzada del Coto y Calzadilla se describe brevemente en el apartado observaciones). Un carril de tierra, construido ex profeso para los peregrinos y sombreado por una fila sin fin de falsos plátanos (Acer pseudoplatanus), nos acompañará durante los próximos 32,2 kilómetros. Al lado fluye una pista asfaltada utilizada por los peregrinos en bici. El tránsito hacia Bercianos del Real Camino es bastante monótono y, tras una hora de marcha, a mano izquierda, vemos en una explanada la ermita de Nuestra Señora de Perales (Km 21,5). Más adelante, tras cruzar un arroyo y dejar a un lado la cruz en recuerdo del peregrino alemán Manfred Kress, entramos en Bercianos del Real Camino (Km 23).

A la entrada de Bercianos nos saluda una fuente decorada con una vieira y atravesamos la localidad por su calle Mayor en compañía del adobe, material básico de la arquitectura tradicional de estos primeros pueblos leoneses. En Bercianos, un par de ultramarinos y un bar permiten reponer fuerzas para afrontar la última parte de la etapa. Dejamos el pueblo para retomar la pista de los falsos plátanos, contemplando a su vez las pequeñas parcelas de vid que salpican los campos. Tras dos kilómetros llegamos junto a un área de descanso situada junto al arroyo del Olmo (Km 25,1). Después, la pista arbolada avanza hasta un viaducto de la autovía A-231 (Km 28,7) y posteriormente hasta El Burgo Ranero. Cruzamos una carretera para entrar en esta localidad a la altura de un crucero en memoria de los niños. Es posible continuar de frente por la calle Real o bordear el pueblo por la carretera hasta los albergues de peregrinos (Km 30,6).

Etapa 16: Carrión de los Condes - Terradillos de los Templarios

Entre Carrión y Calzadilla de la Cueza median 17 kilómetros sin población alguna y, además, gran parte de ellos por el incómodo piso de cantos rodados de la Vía Aquitana. De Calzadilla a Terradillos de los Templarios, nombre que evoca a los caballeros medievales cristianos, un socorrido andadero evita el asfalto de la N-120, venida a menos por la autovía del Camino de Santiago A-231.





Por la calle de José Antonio, donde asoma el bello friso de la iglesia de Santiago, y las calles Esteban Collantes y Piña Blasco, llegamos al río Carrión y al monasterio benedictino de San Zoilo, hotel y Centro de Estudios y Documentación del Camino de Santiago con una especializada y completa biblioteca jacobea abierta al público. Avanzando por el vial de salida nos encontramos con la N-120, que cruzamos para tomar la carretera de Villotilla (Km 2).

Las hierbas han invadido el escaso arcén de esta vía local pero afortunadamente presenta poco tráfico. A los tres kilómetros de su inicio dejamos a mano derecha la propiedad de lo que fue la abadía de Benevivere (Km 4,8), y ochocientos metros más adelante decimos adiós a la carretera para pisar la Vía Aquitana, calzada romana que unió Burdeos con Astorga y que más de dos mil años después aún conserva parte de su trazado original (Km 5,6). En este tramo las sombras no escasean, simplemente no existen y el piso de pequeños cantos rodados incomoda mucho el paso. Los laterales de la calzada, más desgastados debido al paso de los peregrinos, se convierten en la única escapatoria. También, justo antes de cruzar la carretera de Bustillo y en temporada alta, es posible encontrar en medio de estas soledades un bar improvisado en un módulo de obra (Km 10).

Casi dos kilómetros y medio después del cruce de la carretera llegamos junto a un indicador en piedra que nos informa del paso de la Cañada Real Leonesa, uno de los itinerarios españoles de largo recorrido utilizado por los pastores trashumantes para conducir al ganado desde los pastos de verano (León) a los de invierno (Extremadura) y viceversa (Km 12,4). Más de cuatro kilómetros y medio después nos acercamos finalmente a Calzadilla de la Cueza, pueblo salvador que al primer vistazo semeja el decorado de un western (Km 17). Hostal, albergue y restaurante, todo en uno, permiten cualquier posibilidad: desde el mero descanso y refrigerio hasta la parada definitiva para aquellos que hayan terminado desquiciados de la calzada milenaria. Cualquier opción es válida.

Dado que el bar se encuentra en un extremo, para proseguir la marcha hay que rodear el pueblo e incorporarse a la calle Mayor que desemboca en la N-120. Por la carretera nacional pasamos el río Cueza y la cruzamos para avanzar por un andadero que marcha en paralelo por la izquierda. Al desvío a Santa María de las Tiendas, antiguo hospital conocido también como del Gran Caballero (Km 18,8), le sigue un tramo de unos tres kilómetros que salva un desnivel insignificante de 50 metros. Después, en suave bajada, cruzamos de nuevo la N-120 para entrar en Ledigos, pequeño núcleo pero también con bar y albergue (Km 23,4). Las flechas guían hacia el bar y nos sacan de Ledigos en paralelo a la carretera nacional, que volvemos a cruzar para retomar por última vez el socorrido andadero que lleva hasta el mismo Terradillos de los Templarios, pueblo que toma su nombre de los Caballeros Templarios (orden militar cristiana fundada en el siglo XII) que vigilaban en este mismo lugar el ya desaparecido hospital de San Juan. (Km 26,6).

Etapa 15: Boadilla del Camino - Carrion de los Condes

Boadilla del Camino sitúa al peregrino a las puertas del Canal de Castilla y de Frómista, población eclipsada por la belleza de la iglesia románica de San Martín. Después, la llanura y la monotonía de un andadero, sólo rota por el paso fugaz de coches y 'bicigrinos', se adueñan del caminante a su paso por los núcleos de Campos, como Población, Revenga y Villarmentero. En el tramo final, antes de llegar a Carrión, Villalcázar de Sirga recaba su atención con Santa María la Blanca, iglesia - fortaleza atribuida a los Templarios.






Tras un último repaso a las filigranas decorativas del rollo jurisdiccional y al templo de Nuestra Señora de la Asunción, que exhibe, por cierto, una interesante pila bautismal, salimos de Boadilla del Camino por la calle Mayor para tomar un camino que, en breve y tras las últimas naves de la localidad, gira a la izquierda y avanza al encuentro del Canal de Castilla (Km 1,8). Esta obra de ingeniería fue concebida por el Marqués de la Ensenada (1702 - 1781), estadista y político ilustrado. La finalidad de la red fluvial de canales, construida entre 1753 y 1849, era transportar el cereal castellano hasta el Cantábrico por medio de barcazas tiradas por bestias de tiro. Funcionó hasta que la implantación y la regularidad del ferrocarril lo dejó en desuso en 1959. Desde entonces conduce el riego y abastece a las poblaciones ribereñas.

Nuestro camino sigue en paralelo al Canal durante más de tres kilómetros y llega hasta un conjunto de esclusas que en este punto permitían a las barcas salvar un desnivel de más de catorce metros (Km 5). Cruzamos al otro lado del Canal y entramos en el casco urbano de Frómista. En el centro se encuentra un punto de información turística y la valiosa iglesia románica de San Martín que merece una visita y, como no, unas fotos. Parece una maqueta, tal es la perfección de su escala y sus formas. Se construyó en el siglo XI gracias al patrocinio de Doña Mayor de Castilla y está formada por tres naves, 46 capiteles, una cúpula octogonal y dos torres cilíndricas que miran hacia occidente (Km 5,7).

Después de esta licencia artística hay que retomar el itinerario anterior y dirigirse hacia el arcén de la carretera P-980 en dirección a Carrión de los Condes. Hay que sortear un par de rotondas, colocadas entre el puente sobre la autovía A-67, para tomar el nada reconfortante andadero paralelo a la P-980. Mojones jacobeos, alineados matemáticamente de dos en dos; el rápido rodar de los coches y de nuestros compañeros "bicigrinos" y la planicie sembrada que parece no tener fin son los únicos elementos de distracción en todo el tramo. La primera localidad en salir a nuestro encuentro es Población de Campos (Km 9,2). Cuenta con el tridente bar, tienda y albergue y a la salida, antes de cruzar el río Ucieza, los que quieran pueden tomar la variante alternativa que discurre por Villovieco y que termina enlazando con el camino oficial. Los demás, tras pasar el río, retomamos el monótono andadero hasta la siguiente localidad de Campos: Revenga (Km 12,6).

Cruzamos Revenga de Campos por la carretera, que coincide con la calle General Amor, y pasamos junto a la iglesia de San Lorenzo, que asoma su torre conquistada por los nidos de cigüeña. A la salida nos espera de nuevo el andadero, que ahora nos acerca hasta la cercana Villarmentero de Campos (Km 14,7). Pequeña población con un bar a la entrada y un área de descanso a la salida y a la sombra de unos pinos piñoneros. A modo de tiralíneas continuamos hasta Villalcázar de Sirga, localidad que se pasa sin pena ni gloria por un lateral pero que merece una detenida visita (Km 18,8). En la plaza se alza la gran iglesia templaria de Santa María la Blanca, construida a finales del XII en transición del románico al gótico. No hay que irse sin echar un vistazo a la portada sur, que presenta un Pantocrátor rodeado de los Evangelistas y Apóstoles sobre un arco apuntado de ricas arquivoltas. El que pernocte en Villalcázar (quien haya partido de San Nicolás de Puente Fitero o Itero de la Vega ya habrá realizado 27 kilómetros) podrá apreciar como las últimas luces del día tiñen de color oro a la iglesia.

Abandonamos Villalcázar de Sirga para retomar el querido andadero que en el tramo final rompe la horizontal con alguna que otra cuesta sin importancia. No hay sorpresas hasta Carrión de los Condes, final de etapa al que entramos tras cruzar la carretera P-980. A orillas del río Carrión, en tiempos fue ciudad amurallada y estructurada en dos barrios divididos. Como en el siglo XII, diversos albergues, tiendas de todo tipo e iglesias, como la de Santa María del Camino y la de Santiago - cuya figura del Pantócrator ya se ha convertido en icono - siguen acompañando el paso del peregrino por Carrión (Km 24,6).